• La Policía belga hace seis registros y Valls advierte del riesgo de atentados con armas químicas y bacteriológicas.
  • Los seis allanamientos en Bruselas están vinculados con Bilal Hadfi, uno de los kamikazes de París.
  • El primer ministro belga, Charles Michel, propone que los yihadistas que vuelvan al país vayan "directamente a la cárcel".
  • Mientras que el primer ministro francés Manuel Valls ha defendido la prolongación del estado de emergencia en Francia durante tres meses.
Lo último en relación al 13-N es que el supuesto cerebro de los atentados en París, Abdelhamid Abaaoud (en la imagen), murió en la redada de Saint-Denis. La Fiscalía de París ha confirmado que Abbaoud es uno de los fallecidos. Por su parte, la policía belga lleva a cabo seis registros que "tienen un vínculo directo con Bilal Hadfi", un francés de 20 años residente en Bélgica que accionó un cinturón de explosivos el viernes por la noche delante del Stade de France durante un partido de fútbol amistoso entre las selecciones francesa y alemana al que asistía el presidente François Hollande, informan agencias. El primer ministro belga, Charles Michel, propuso este jueves en el Parlamento, como "medida preventiva" para combatir la radicalización y "garantizar la seguridad pública", que los yihadistas que vuelvan al país vayan "directamente a la cárcel". Michel presentó una batería de medidas "excepcionales y temporales", tras los atentados de París, ejecutados "por células franco-belgas", dijo el primer ministro, con modificaciones de la legislación vigente y un fondo extraordinario de 400 millones de euros destinado a la seguridad y la prevención del terrorismo. Por su parte, el primer ministro de Francia, Manuel Valls, ha advertido del riesgo de ataques con armas químicas y bacteriológicas en atentados como los de París, informan agencias. Valls ha advertido de esta posibilidad ante la Asamblea Nacional, donde ha comparecido para defender la prolongación del estado de emergencia en Francia durante tres meses. El estado de emergencia permite, entre otras medidas, el arresto domiciliario y los registros sin orden judicial. El Gobierno además quiere reforzar estas medidas con otras como la disolución de organizaciones o asociaciones que promuevan la alteración del orden, lo que podría incluir el cierre de mezquitas. Valls obtendrá previsiblemente el apoyo parlamentario, pese a las críticas de la derecha, que considera las medidas insuficientes, y la izquierda, que advierte contra las limitaciones a las libertades. Andrés Velázquez andres@hispanidad.com