Hay que tener en cuenta que de los tres operadores, Verizon es el mayor y, por tanto, el que más tiene que perder. Y lo paradójico es que surgió -año 1984- de la escisión que tuvo que llevar a cabo AT&T tras la sentencia antimonopolio que le obligó a ello.

Ahora sí, vamos con los números del tercer trimestre que fue, en líneas generales, malo. El beneficio cayó un 23,2%, hasta los 5.000 millones de dólares, aunque la facturación aumentó un 4% y alcanzó los 34.200 millones, gracias, principalmente, al crecimiento de los ingresos por servicios móviles y la venta de terminales.

Las malas noticias se completaron con la pérdida de 189.000 clientes tras sumar únicamente 8.000 nuevos suscriptores de móvil, por el aumento de las tarifas. Los analistas habían estimado 35.400 nuevas altas. Ese fue uno de los argumentos que explican la caída del 4,4% de las acciones de la compañía, que actualmente cotiza en mínimos de la última década. En lo que va de año, los títulos de Verizon han perdido un 32,6% de su valor.