Unicaja ha iniciado 2025 con resultados sólidos. La entidad ha presentado un beneficio neto de 158 millones de euros en el primer trimestre, lo que representa un crecimiento del 43% respecto al mismo periodo del año anterior. Esta mejora se apoya en el incremento del margen bruto (+11,5%) y del margen de explotación (+18,2%), así como en la desaparición del gravamen temporal a la banca, sustituido por un impuesto sobre el margen de intereses y comisiones, que ha sido periodificado en la cuenta de impuestos.
A pesar de la mejora del beneficio, la cotización no ha registrado avances destacables, reflejando que el mercado aún exige más a la entidad: no sólo resultados puntuales, sino avances estructurales que permitan consolidar su rentabilidad a medio plazo.
Uno de los aspectos más críticos del modelo de negocio de Unicaja es su Loan to Deposit Ratio (LtD), situado en el 69,2%. Esta cifra, aunque desde una perspectiva de liquidez puede parecer sólida, revela un problema más profundo: la entidad está infrautilizando su base de depósitos, lo que implica que buena parte de sus recursos no se están transformando en crédito, ni en productos generadores de ingresos. En un entorno de tipos de interés que comienza a moderarse y en el que el margen financiero ya ha tocado techo, mantener un balance tan conservador penaliza la rentabilidad. La consecuencia directa es un ROTE del 9,7%, todavía por debajo del alcanzado por competidores más eficientes y agresivos en la concesión de crédito.
Si Unicaja quiere cerrar la brecha con otras entidades, debe plantearse una gestión más dinámica de su balance, asumiendo más riesgo en operaciones con retorno razonable, sin comprometer su perfil prudente.
Vayamos con los ingresos y gastos del grupo financiero. El margen de intereses alcanzó los 369 millones de euros, con un comportamiento estable pese al cambio de ciclo monetario. Las comisiones netas, por su parte, ascendieron a 132 millones (+1,6%), impulsadas por fondos de inversión (+17%) y seguros (+6,1%). Por su parte, el margen bruto se situó en 515 millones (+11,5%) y, gracias a ello, la ratio de eficiencia mejoró hasta el 45,6%, pese al aumento del 4,7% en los gastos de administración.
El ROTE sube al 9,7%, pero sigue sin alcanzar los niveles de otras entidades medianas como Bankinter, Sabadell o Abanca. La tasa de morosidad cae hasta el 2,58%, mientras que los activos improductivos se reducen un 22% interanual, con coberturas que superan el 72%, consolidando una posición muy prudente en gestión de riesgos.
La solvencia se mantiene como una de las mejores del sector: CET1 fully loaded en el 15,4% y ratio de capital total del 19,4%. El exceso sobre requisitos regulatorios supera los 2.000 millones. En liquidez, destacan ratios excepcionales: LCR del 270% y NSFR del 162%.
Como conclusión, Unicaja abre 2025 con mejoras evidentes en beneficio, solvencia y calidad de balance. Sin embargo, su política excesivamente conservadora en la transformación de depósitos en crédito está penalizando su rentabilidad estructural. En un sector cada vez más competitivo, el capital ocioso no es una virtud, sino un lastre. Si quiere consolidar su papel como actor relevante en el sector bancario español, deberá afrontar de manera decidida un rediseño en el uso estratégico de su balance.