El pasado 14 de marzo la Plataforma para la Defensa del Sector del Transporte de Mercancías por Carretera convocó un paro nacional “indefinido” de “todo tipo de transporte y de toda clase de ámbito”, el paro cada vez cuenta con más apoyos, los efectos se están notando, y varias carreteras españolas se están viendo afectadas, así como el abastecimiento de ciertos productos.

En el año 2008 se convocó el anterior paro de transportistas en España, en aquel entonces y con José Luis Rodríguez Zapatero en Moncloa, el precio de un litro de gasóleo pasó de costar 0,95 euros en mayo a dispararse hasta 1,30 euros. La huelga fue convocada por Fenadismer, y se sumaron Confedetrans, Antid y otras 10 organizaciones independientes, además de grupos locales y regionales. En ese momento los transportistas reclamaban, entre otras cosas, que los clientes pagaran un precio mínimo por el servicio y una cláusula de revisión de precios del transporte, en función de la variación del coste de los carburantes. En aquel momento el Gobierno de Zapatero cedió, y estableció un precio máximo en los carburantes, de tal forma que si el precio subía era el Gobierno quien asumía el coste y no el transportista. Además, se firmó la Ley 15/2009 de 11 de noviembre, en la que en su artículo 38 se recogía: “En los transportes por carretera, cuando el precio del combustible hubiese variado entre el día de celebración del contrato y el momento de realizarse el transporte, el porteador, así como el obligado al pago incrementarán o reducirán, en su caso, el precio inicialmente pactado”. Estableciendo que la variación del precio debería ser igual o superior al 5 por ciento.

En este nuevo paro, las protestas han llegado por el mismo motivo, pero con un precio de los carburantes mucho más elevado. En algunas estaciones de servicio el precio de la gasolina y el gasóleo llega a los 2 euros el litro. Por lo que el 14 de marzo la Plataforma para la Defensa del Sector del Transporte de Mercancías por Carretera convocó un paro nacional “indefinido” de “todo tipo de transporte y de toda clase de ámbito”. Al igual que en el 2008, la CNTC no se ha sumado, así lo manifestaron en una nota de prensa, en la que garantizaban el abastecimiento de bienes agroalimentarios.

Bajar los impuestos. Eso es lo que está haciendo media Europa pero Sánchez insiste en esperar al consenso europeo

Es decir, con España patas arriba, lo que habría que hacer es mirar hacia Europa: bajar los impuestos. Eso es lo que está haciendo media Europa pero Sánchez insiste en esperar al consenso europeo. Mientras, España arde porque los camioneros ya no aguantan más. Pero Sánchez espera: aún no ha acabado este paseo por Europa y su presencia constante ante las cámaras y los micrófonos. Al final, no engaña a nadie: En Europa, hay países más verdes que otros, pero todos tienen claro que lo verde es caro.

Recordemos que el sector del transporte está formado por más de un 70% de autónomos y micropymes, y existen tres grandes uniones de transportistas. El Comité Nacional del Transporte por Carretera (CNTC), órgano de interlocuciòn conjunto del Gobierno más asociaciones y patronales la Federación Nacional de Asociaciones de Transporte de España (Fenadismer) y la Confederación Española de Transporte de Mercancías (CETM). Estas tres asociaciones históricas del sector no se han sumado el paro, y lo han justificado aludiendo a la entrada en vigor del Real Decreto-Ley 3/2022, de 1 de marzo. Este RD recoge la obligación de la revisión del precio del precio del transporte por variación del precio del gasóleo, de conformidad a las reglas previstas en el artículo 38 anteriormente citado.

Este RD se acordó, en palabras del presidente Pedro Sánchez, con las asociaciones más “representativas del sector”, entonces, ¿por qué las protestas? En primer lugar, una de las exigencias de los transportistas es que la revisión del precio se haga obligatoria para todos los contratos, es decir, que el transportista autónomo, que suele recibir contratos de última hora, tenga poder para que también pueda revisar el precio y que esta cláusula no solo opere para contratos indefinidos. Además, piden que haya un precio oficial del carburante revisado semanalmente.

El Gobierno, en respuesta a esta crisis, ha creado un discurso común. "No vamos a aceptar ningún chantaje ni ningún boicot", aseguraba la ministra de Política Territorial y portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, y continuaba "Tenemos que ser contundentes cuando hay quienes intentan alterar ese estado de ánimo y propiciar situaciones violentas en las carreteras".

En la misma línea se ha mantenido la ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez, que aseguró que "No estamos hablando de una huelga ni de un paro patronal", remarcando que el CNTC, que es el interlocutor del Ministerio de Transportes "y quien legítimamente representa los intereses del sector", además señalaba a los transportistas como "Se trata de una parte minoritaria de ultras, en muchos casos de ultraderecha, que están utilizando actos de violencia para reivindicar". Y concluía asegurando que no van a sentarse con un grupo de radicales violentos que, según el Gobierno, "sustituyen la palabra por piedras, palos y clavos".

Desde el Gobierno, además de tachar de ultraderecha a los autónomos, han asegurado que los efectos no se notarán y que el suministro está garantizado. Pero parece que no es así, puesto que grandes nodos logísticos y las principales rutas españolas han sido bloqueados. Por ejemplo, la Federación Nacional de Industrias Lácteas (Fenil) anunció que la industria de lácteos paraba su actividad. Igualmente, en numerosos mercados mayoristas se empieza a notar la falta de suministros, sobre todo en productos frescos.

¿La solución? Que el Gobierno pague, y no es nada raro. Países como Polonia, Francia, Alemania, Rumanía, Suecia, Irlanda o Portugal ya han tomado medidas. En el caso de Polonia, han reducido el IVA en el combustible del 23% al 8%. O Francia que ha subvencionado en 15 céntimos el litro para todo tipo de combustible. Pero el Gobierno no da soluciones y se limita a insultar a los autónomos, esperar a la respuesta Europea y, por supuesto, a que Sánchez sea el líder que Europa necesita.