Tristemente, el tiempo ha empezado a correr en contra de la central nuclear de Almaraz. Sus propietarias (Iberdrola, Endesa y Naturgy) entregarán la documentación oficial de parada dentro de unas semanas, para cumplir con el envío con dos años de antelación que les pidió el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN). Mientras tanto Sara Aagesen se niega a negociar el calendario de cierres y a rebajar los elevados impuestos que asfixian a la nuclear en España, pero le siguen llegando advertencias: ahora del exministro socialista Jordi Sevilla y de Diego Rodríguez, director de Investigación en la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea).

El exministro ha insistido en que “no podemos ser el único país del mundo que cierre centrales” nucleares, en una entrevista en El Mundo. También ha referido que “si el Gobierno acepta la propuesta de las empresas y prorroga tres o cuatro años la vida útil de las centrales, en el PSOE no va a haber ningún problema”.

No es la primera vez que Sevilla defiende la energía nuclear, pero en esta ocasión y aprovechando el riesgo de apagón, ha cargado contra “la pésima gestión que hizo Teresa Ribera de la transición energética”. No hay que olvidar que las desavenencias que tuvo con Ribera le llevaron a dejar de ser presidente de Red Eléctrica (como entonces se conocía a Redeia) y ser relevado por la exministra Beatriz Corredor en febrero de 2020. Además, ha subrayado que “la transición energética tiene que ser compatible con las leyes físicas: hay que hacer una combinación entre lo que son la solar y eólica y el resto de las tecnologías, que es lo que tiene que hacer básicamente Red Eléctrica”.

Eso sí, Sevilla se equivoca al señalar que “todo lo que hace ahora su sucesora Sara Aagesen es deshacer los entuertos en los que nos metió Teresa. Espero que el último, que es el de cerrar nucleares, también lo deshaga por el bien de España”. Y es que la actual vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico trabaja en dicho Departamento desde 2018 (cuando lo lideraba Ribera), donde se encargó de dirigir, coordinar y definir el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030, así como la Estrategia de Descarbonización a Largo Plazo a 2050. Recuerden que el calendario de cierres de las nucleares se pactó en 2019 y que el PNIEC incluye los cuatro primeros (en concreto, Almaraz I y II, Ascó I y Cofrentes). En enero de 2020, Aagesen ascendió a secretaria de Estado de Energía, un cargo en el que como número dos de Ribera respaldó, entre otras cosas, la revisión del PNIEC y la orden ministerial TED/773/2020, del 23 de julio de 2020, la cual otorgó la renovación de la autorización de explotación de Almaraz y fijó como “definitivo” su cese el 1 de noviembre de 2027 para la Unidad I y el 31 de octubre de 2028 para la Unidad II. Dicha orden ministerial impide que las propietarias de la central extremeña (Iberdrola, Endesa y Naturgy) puedan pedir oficialmente su prórroga... a no ser que se cambie o derogue dicha orden. Por ello, han recurrido al envío de cartas al Ministerio pidiendo una reunión, pero hasta ahora no han obtenido respuesta. A la vista de todo lo anterior, parece que los entuertos que refiere Sevilla son obra tanto de Ribera como de Aagesen.

Esta última se muestra catastrofista y caradura a partes iguales, al referir que “el cambio climático se está acelerando... y la acción es urgente”, y al mismo tiempo, insistir en cargarse la nuclear, que genera electricidad ¡sin emitir CO2! Diego Rodríguez, director de Investigación en la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), en una entrevista con Foro Nuclear, ha subrayado que “en un momento en el que la prioridad es avanzar en la lucha contra el cambio climático, la experiencia de esos países (en alusión a los que apuestan por la nuclear dentro de su mix) nos indica que no es razonable prescindir de una tecnología que puede ayudar de modo decisivo en esa lucha”.

Rodríguez formó parte de la Comisión de Expertos sobre transición energética en 2018, que realizó un informe que ya refería la necesidad de seguir manteniendo potencia síncrona (la que proporcionan las nucleares, las hidroeléctricas y los ciclos combinados de gas) en el sistema en un contexto de profunda transformación del mix de generación. Una potencia síncrona, cuya falta de programación por parte de Redeia, fue la causa del apagón del pasado 28 de abril... y que desde entonces ha cobrado mayor relevancia su mantenimiento y aumento. Ahora, y teniendo en cuenta que la demanda mundial de electricidad va a aumentar considerablemente y que se quiere reducir emisiones, no bastará con las renovables y se necesitarán todas las soluciones de generación no emisora, incluida la nuclear. Además, Rodríguez ha apuntado que parte de esa demanda vendrá de los centros de datos, cuyo funcionamiento “requiere del respaldo de instalaciones de producción térmicas”, por lo que “no parece razonable perder un modo de generación térmica como la nuclear, que se ajusta a esas características y que, a diferencia de otros tipos de generación térmica, no induce emisiones”.