El tiempo ha empezado a correr en contra para que, si nada cambia, el Gobierno cometa un error de grandes magnitudes que pagaremos muy caro: el cierre de las centrales nucleares, que son la segunda fuente de generación eléctrica de nuestro país y la producen ¡sin emitir CO2! La primera en decir adiós sería la central de Almaraz, lo que tendría un importante impacto no sólo para Extremadura, sino para todo el país. “O cambia la tributación o Almaraz parará”… y “eso será una pérdida gigantesca para España”, ha advertido Ignacio Araluce, presidente de Foro Nuclear (asociación que agrupa a la industria nuclear española).

En un curso de tecnología nuclear para periodistas, Araluce ha señalado que “estamos en un momento casi final”. De hecho, la unidad 2 de Almaraz ha iniciado la que podría ser su penúltima recarga de combustible... y en lugar de hacerla con 1.200 empleos adicionales, lo hará con hasta 200 empleos menos al reducirse las actuaciones de mejoras a largo plazo que supone la cercana fecha de cierre (31 de octubre de 2028). Por su parte, la unidad 1 de la central nuclear extremeña afrontará el próximo marzo la que sería su última recarga, si se mantiene su cierre para el 1 de noviembre de 2027. Además, ha empezado a preparar el desmantelamiento con los expertos internacionales más cualificados, que visitaron la central la tercera semana de septiembre.

Araluce ha señalado que “estamos en un momento casi final” y que “si no hay una variación de la fiscalidad, las empresas propietarias no van a seguir funcionando con las centrales nucleares”. De hecho, considera que hay unos seis meses para revertir la decisión de cargarse dichas centrales. Por ahora, la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Sara Aagesen, sigue en su cerrazón ideológica y se niega a negociar con las propietarias, pero se le han acabado las excusas. Hace poco más de un mes, Mario Ruiz-Tagle, CEO de Iberdrola España, recordó a Aagesen que “sin nucleares vamos a tener un sistema mucho más inestable”, por tanto, es más difícil garantizar el suministro y evitar apagones; y que los precios de la generación nuclear en España son mucho más baratos que en otros países. Asimismo, recordó a la vicepresidenta tercera que “hay una orden ministerial que impide pedir la prórroga”, la cual otorgó la renovación de la autorización de explotación de Almaraz y fijaba como “definitivo” el cese de la misma el 1 de noviembre de 2027 para la Unidad I y el 31 de octubre de 2028 para la Unidad II. Como en dicha orden se hablaba del “definitivo” cese, las propietarias (o sea, Iberdrola, Endesa y Naturgy) no pueden obtener una nueva prórroga... a no ser que se haga una modificación o se derogue esa orden.

Hace dos semanas, José Bogas, CEO de Endesa, ratificó que la energía nuclear es necesaria, horas antes de que el secretario de Estado de Energía, Joan Groizard, que es aún más talibán verde que Aagesen, insistiera en que la soberanía energética depende de la transición climática que, en su opinión, consiste, principalmente, en muchas huertas solares. Y en este contexto no hay que perder de vista que la vicepresidenta tercera se ha convertido en el mayor obstáculo para la transición energética al no querer prorrogar la nuclear (como están haciendo la mayoría de países) para cometer el mismo error que Alemania y la falta de inversión en redes eléctricas. Un escenario ante el que Iberdrola no ha dudado en lanzar un órdago al Gobierno Sánchez: la eléctrica que dirige Ignacio S. Galán ha amenazado con no no invertir en redes (de hecho, apuesta mucho más por hacerlo en las de EEUU y Reino Unido) y cerrar Almaraz.

Ignacio Araluce ha recordado que la nuclear soporta “un nivel de tributos mucho más alto que las demás tecnologías” y ronda los 28 euros por megavatio hora (MWh). Asimismo, ha subrayado que las nucleares “mantienen muy bien parámetros de la red eléctrica” como la inercia o la tensión, los cuales influyeron en el apagón del pasado 28 de abril, cuando tres centrales estaban paradas y otra funcionaba al 70%.

Ante la cerrazón ideológica de Aagesen, Extremadura ha vuelto a alzar la voz para defender Almaraz y sus 4.000 empleos directos e indirectos en un acto en Navalmoral de la Mata (Cáceres) el pasado sábado 4. La plataforma ciudadana Sí a Almaraz, Sí al Futuro’ reunió a ciudadanos y más de 80 entidades para firmar la ‘Alianza por Almaraz’, un manifiesto que reclama la continuidad de la central más allá de 2027. El presidente de la citada plataforma y alcalde de Belvís de Monroy y de Casas de Belvís, Fernando Sánchez, señaló que “creemos injusto que mientras se destinan grandes subvenciones a otras industrias, se ahogue fiscalmente a la central nuclear” y que “si no lo remediamos, habrá más dependencia energética, menos actividad económica y despoblación de nuestros pueblos”. Fernando Sánchez también apeló a Aagesen para que “siente a todos los concernidos para dar continuidad a la central” porque “no se puede jugar con nuestro futuro” y “Extremadura merece un futuro con oportunidades, empleo y energía estable”. 

En dicho acto, la presidenta de la Junta de Extremadura, la pepera María Guardiola, criticó que el cierre “sólo obedece a una ceguera ideológica del Gobierno” y anunció que “vamos a ajustar la fiscalidad de la central nuclear de Almaraz para asegurar su continuidad”, refiriéndose a la tasa autonómica. Una continuidad que también respalda el PSOE de la provincia de Cáceres, así como la Sociedad Nuclear Española (SNE) -asociación que agrupa a los trabajadores de la industria nuclear de nuestro país- como se vio en su 51ª reunión anual, los trabajadores de la central de Almaraz y hasta el exministro socialista Jordi Sevilla, entre otros muchos. En su intervención en el Foro La Toja, Sevilla recalcó que “cerrar las nucleares sería el error más grave de política económica de los últimos años, estamos incumpliendo una de las recomendaciones de Draghi (en alusión al informe elaborado por Mario Draghi)”.