Si un privilegio tenemos los periodistas es el de hablar con los poderosos. No somos poderosos, desde luego, mandamos menos que un gitano en un juzgado (¡Ay madre, ya he incurrido en delito de odio!) pero sí que tenemos el privilegio de hablar con el poder y, por tanto, enterarnos de lo que está pasando antes que los demás. Por ejemplo, con los periodistas económicos, los poderosos de la economía.

Y cualquier periodista económico le dirá que en el mundo empresarial español reina la ley de la Omertá. Entre la clase empresarial hay un consenso total sobre el señor Pedro Sánchez. Podríamos resumir el susodicho consenso de esta guisa: que Sánchez es rencoroso y ególatra, que está arruinando al país y que encima presume de que la economía española va como una moto gracias a él. La mayor prueba de ello: no hay inversión productiva, sólo financiera... y las nuevas generaciones han pasado de aspirar a comprar un piso a aspirar al alquiler de una habitación con derecho a baño y cocina colectivos... donde no se puede formar una familia.

En este momento, el silencio de nuestros empresarios y banqueros respecto a los desafueros de Sánchez es culpable y doloso

Encima, el Sanchismo presume de no dejar a nadie atrás cuando la búsqueda en los contenedores de basura se multiplican.

Esto último no lo ven mucho los poderosos de la economía pero sí ven aquello de lo que entienden: que la inversión productiva y el emprendimiento está en caída libre y que -quizás esto sea lo más grave- en la España de hoy la gente no vive, sobrevive.

Pero el Gobierno asegura que la economía va como un cohete... curiosamente gracias a Sánchez.

En ese ambiente y con un presdiente del Gobierno que se refugia en el cinismo y en la impunidad cuando la corrupción le está acorralando, uno diría que sería el momento en que, al menos, algún empresario como banquero, el famoso Ibex 35 y, lo que es más importante en España, la empresa familiar, levantara la voz contra un sistema tan castrante como el Sanchismo, que nos ha llevado al guerracivilismo como sociedad y a la ruina como economía.

En la España de hoy la gente no vive, sobrevive. Pero el Gobierno asegura que la economía va como un cohete, curiosamente gracias a Sánchez... y nadie se atreve a negarlo

Ahora bien, en privado, sí que la clase empresarial habla, pero sus asesores, de comunicación y de imagen, tienen muchos, les aconsejan que no abran la boca, que no se les ocurra decir en voz alta lo que piensan del Gobierno y de su política económica, so pena de que les tilden de extremistas. Recuerden: en la España de hoy quien discrepe de Sánchez es un ultra.

En resumen, en España reina la omertá y uno no quiere echar la culpa a nadie, pero en este momento, el silencio de nuestros empresarios y banqueros respecto a los desafueros de Sánchez es culpable y doloso.