El banco que preside Josep Oliu ha puesto punto final a la polémica migración tecnológica de su filial británica TSB, que provocó un impacto negativo de 460 millones de euros en las cuentas del grupo de 2018, un golpe muy duro en su reputación corporativa y una fuga importante de clientes.

El caso es que, además de ese impacto negativo, el Sabadell ha acordado con los reguladores británicos pagar una multa de 48,65 millones de libras tras la investigación emprendida por las autoridades. El impacto será contabilizado por TSB en las cuentas del cuarto trimestre, según el comunicado remitido este martes por la entidad a la CNMV. El impacto en capital -hablamos del grupo- se estima en 6 puntos básicos que el banco, no obstante, confía compensar con las pólizas de seguro contratadas, que también cubrirían el impacto económico.

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El Sabadell compró TSB en 2015 por 2.350 millones de euros, para lo que lanzó una ampliación de capital de 1.600 millones. La adquisición se torció, sin embargo, con la migración tecnológica a una nueva plataforma que derivó en un impacto negativo de 460 millones en 2018. Además, TSB registró pérdidas de 500 millones entre 2018 y 2020. Actualmente, sin embargo, la filial británica, valorada en 2.600 millones por JP Morgan en verano, se ha convertido en un activo importante para el grupo que dirige César González-Bueno que, de momento, no piensa vender.