Decíamos que la liberalización del AVE (es decir, el fin del monopolio de Renfe y la entrada de los competidores franceses de Ouigo y los italo-españoles de Iryo) podía acabar con su excelente reputación, porque supone tres operadores distintos, cuatro tipos de trenes, miles de viajeros… e infraestructuras sobrepasadas que deben ser ampliadas. Y cada día se hace más patente dicho peligro. De hecho, la última muestra se puede ver en que la ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana en funciones, Raquel Sánchez, presumía de próxima llegada del AVE a Asturias, mientras se paraba la línea Madrid-Barcelona ¡cinco horas!

Esta avería se produjo por la rotura de una catenaria y provocó la suspensión de la circulación, afectando a 54 trenes y a miles de viajeros. Claro que no fue el único problema, pues también hubo retrasos a causa del temporal de lluvia y viento provocado por la borrasca Aline en otras muchas líneas de AVE, entre ellas, en la de Madrid-Sevilla por los obstáculos que se desprendieron de unas obras en una de las vías, y en el tramo Córdoba-Sevilla. Y ojo, porque la avería en la línea Madrid-Barcelona se ha producido tan sólo seis días después de la que se produjo en la de Madrid-Valencia, donde la circulación estuvo parada ¡22 horas! por una incidencia en una infraestructura de Adif: en concreto, por una falta de tensión en la catenaria entre el municipio de Monteagudo de las Salinas (Cuenca) y la bifurcación de Albacete.

Por su parte, parece que la ministra Raquel Sánchez prefiere centrarse en lo nuevo y de una inversión de más de 4.000 millones de euros para transformar el transporte ferroviario en Asturias. La línea de alta velocidad Madrid-Asturias se inaugurará el próximo 29 de noviembre y entrará en operación un día después, tras 19 años de obras (en especial en la Variante de Pajares).

Eso sí, seguimos sin tener novedades del caos de los trenes de cercanías de Asturias y Cantabria que no cabían por los túneles, y cada día hay más jaleo en el Cercanías madrileño, mientras los independentistas catalanes quieren que Rodalies sea una de las monedas de cambio de cara a la investidura de Pedro Sánchez