
Hace unos meses, al presentar los resultados de 2024, Repsol anunció la reducción de la inversión en hidrógeno verde. Ahora, se han conocido las cifras del primer trimestre y en la conferencia con analistas, su CEO, Josu Jon Imaz, ha referido que no decidirán nuevas inversiones... hasta ver más claro el tema de los aranceles, y menos tras haber tenido un desplome del beneficio (-62%).
La compañía multienergética ha notado el abaratamiento del petróleo y la caída del margen de refino, como se ha visto hasta ahora en otras muchas petroleras: la italiana Eni, la portuguesa Galp, la británica BP y la francesa TotalEnergies. Los ingresos han descendido, pasando de 15.690 millones de euros a 14.954 millones, por la menor producción y los menores precios del crudo y del gas.
Por su parte, el resultado bruto de explotación (ebitda) ha caído un 25,9%, hasta 1.587 millones. El ebitda CCS (indicador que mide el rendimiento operativo ajustado al coste de reposición de las materias primas y otros insumos) ha descendido un 13,9%, a 1.847 millones. El resultado neto se ha desplomado un 62,2%, a 366 millones; y en términos ajustados, la caída ha sido del 48,6%, a 651 millones. El negocio de Exploración y Producción ha aportado 458 millones (+3,6%) al resultado, muy por encima del negocio Cliente (160 millones, un 2,6% más), el negocio Industrial (131 millones, un 82,1% menos) y el negocio de Generación Baja en Carbono (el cual ha logrado un beneficio de 5 millones, frente a las pérdidas de 6 millones de hace un año).

El flujo de caja de las operaciones se ha movido a la baja, pasando de 1.362 millones a 1.142 millones, y compensando en parte las inversiones, los intereses, el dividendo y la recompra de acciones. Las inversiones han mostrado descensos tanto en las orgánicas (-19,7%) como en las inorgánicas (-62,4%), quedándose en 1.379 millones, debido a que se ha apostado más por la estrategia de rotación y optimización de activos, alcanzando 700 millones en desinversiones a través de la entrada a socios (NEO Energy, Schroders Greencoat y Stonepeak) en distintas carteras. “Durante el primer trimestre de 2025 hemos establecido las bases para cumplir con nuestros objetivos del año, garantizando nuestro compromiso de remuneración al accionista, optimizando inversiones y mejorando nuestro portafolio a través de desinversiones que representarán una entrada de caja de entorno a los 700 millones de euros, incluyendo nuestra primera rotación de activos de Generación Baja en Carbono en EEUU”, ha destacado Imaz.
Las inversiones han descendido, a 1.379 millones, debido a que se ha apostado más por la estrategia de rotación y optimización de activos, alcanzando 700 millones en desinversiones a través de la entrada a socios en distintas carteras
A pesar de todo lo anterior, la deuda neta (que incluye arrendamientos) se ha disparado un 49,1%, hasta los 5.830 millones, frente a los 3.901 millones del primer trimestre de 2024. Eso sí, la diferencia es mucho menor si se compara con la cifra del cierre del año pasado (5.008 millones) y con la que presenta Iberdrola (55.685 millones). Además, el ratio de apalancamiento ha pasado del 14,7% al 16,9%. Eso sí, el dividendo crece: se propondrá a la Junta de Accionistas del próximo 30 de mayo el reparto de dos pagos de 0,50 euros brutos por acción en julio y en enero de 2026, y no hay que olvidar el programa de recompra de acciones.
¿Y el mercado qué opina? Los inversores han aplaudido que el resultado haya sido algo mejor al esperado por el consenso de analistas, pues la cotización ha ido registrando subidas durante la sesión bursátil, frente a un Ibex 35 que caía más de un 1,5%, pero a una hora del cierre el alza se había moderado al 0,14%.
Y tras el reciente apagón eléctrico masivo del lunes 28, Imaz ha preferido esperar a las conclusiones de la investigación abierta sobre las causas para no entrar en especulaciones. Eso sí, ha afirmado que la generación renovable seguirá siendo “una parte relevante” del sistema... al tiempo que defiende la nuclear.