
Repsol ha recibido premio bursátil: al final, ha pesado más la nueva recompra de acciones por 350 millones de euros y lo conocido en la conferencia de analistas que los resultados del primer semestre, que no han sido buenos, principalmente por el abaratamiento del crudo y el apagón eléctrico que vivió la Península Ibérica el pasado 28 de abril. Su cotización ascendía un 1,1%, por debajo del Ibex 35 (+1,4%), a dos horas del cierre de la sesión, pero finalmente esta ha acabado con una subida del 2,01% para la compañía multienergética y del 1,34% para el selectivo español. Y en la conferencia con analistas, el CEO, Josu Jon Imaz, ha marcado el camino, al insistir en que es más eficiente consumir hidrógeno verde al lado de donde se produce… en lugar de exportarlo (como apuesta Enagás, a través del futuro H2Med con muchas ayudas públicas; y como quiere hacer Moeve -antes Cepsa- transportándolo en barcos, tras transformarlo en amoniaco).
Unas palabras que no son baladí en pleno reflujo del hidrógeno verde. Es más, a principios de este mes, Repsol ha cancelado la planta que iba a levantar en Puertollano con RIC Energy, poco más de cuatro meses después de haber reducido radicalmente la inversión en dicho vector energético. Imaz ha respondido a los analistas que “hoy en día, en España, probablemente hablamos de un consumo de hidrógeno de entre 600 y 1.000 toneladas anuales en toda la economía española, principalmente en el sector del refino, además de una pequeña parte en fertilizantes, y Repsol consume 360.000 toneladas anuales de hidrógeno hoy en día”. Por eso, considera que “cuando tienes un consumidor potencial en tu propia planta industrial, en tu propio país, probablemente sea la forma más eficiente de tratar este hidrógeno”. Por ahora, prefiere centrarse en el presente… y más cuando el hidrógeno verde aún no es rentable, como han reconocido varias empresas (Endesa y Acciona, entre ellas). “Probablemente las cosas evolucionarán. Quizás otros tengan otras estrategias y sería positivo, pero en nuestro caso, exportar moléculas probablemente no sea nuestro mejor negocio. Es decir, como pueden comprender, si tenemos consumo allí, será más fácil y económico descarbonizar lo que tenemos a nivel industrial en España que exportar moléculas”, ha subrayado.
También ante los analistas, el CEO de Repsol ha reafirmado su apuesta por las energías renovables (que también están viviendo cierto reflujo, como se puede ver en la ‘huida’ de varios fondos) en EEUU, donde se cuenta con una regulación “positiva” y “el marco necesario para mantener nuestra apuesta por seguir invirtiendo” allí. También se ha alcanzado un acuerdo extrajudicial con los fundadores de Hecate Energy para poner fin a las disputas legales abiertas por el que saldrá del capital del desarrollador de proyectos renovables estadounidense en el que entró en mayo de 2021 al vender su participación del 40%, para poder avanzar cada una por su lado… y Repsol lo hará a través de ConnectGen, con una cartera de activos de energía eólica terrestre, principalmente. Dicho acuerdo tendrá un impacto de unos 111,4 millones de euros en sus cuentas. Además, Imaz mantiene “la esperanza de encontrar algún tipo de marco” dentro del diálogo con la Administración Trump para poder “monetizar” su producción en Venezuela, país al que suministra gas natural para su sistema eléctrico.
Vayamos a los resultados del primer semestre, que no han sido buenos, y es que en el segundo trimestre, como ya se vio en el de enero-marzo, Repsol ha notado el abaratamiento del crudo (algo en lo que tiene gran parte de culpa el aumento de producción de la OPEP+, o sea, el grupo formado por la OPEP y sus aliados, liderados por Arabia Saudí y Rusia, respectivamente) y la caída del margen de refino. Dos aspectos que también han sufrido otras muchas petroleras. Sin embargo, la compañía multinergética que preside Antonio Brufau y dirige Josu Jon Imaz se ha visto afectada por otro aspecto: el apagón que vivió la Península Ibérica el pasado 28 de abril que vivió la Península Ibérica. Esto ha lastrado las cifras del negocio Industrial, porque el apagón afectó a las cinco refinerías y los tres grandes centros de producción química que tiene en España y Portugal. De hecho, calcula un impacto de unos 175 millones en sus cuentas por dicho apagón y está evaluando posibles acciones legales que podrían ejercitarse, cuando se determinen oficialmente las responsabilidades,… pues casi cuatro meses después aún no se conoce al culpable.
Las ventas semestrales han pasado de 29.724 millones a 27.733 millones, principalmente por el abaratamiento del crudo: por ejemplo, el barril de Brent (de referencia en Europa) ahora cotiza en 69,1 dólares, frente a los 81,71 dólares en que lo hacía hace un año. Los ingresos de las actividades ordinarias se han situado en 29.002 millones, frente a los 30.822 millones del primer semestre del año 2024.
Por su parte, el resultado bruto de explotación (ebitda) ha bajado un 25,7%, a 3.078 millones. El resultado ajustado ha sido un 36,4% menor, situándose en 1.353 millones, con aportaciones positivas de todos los negocios, excepto de Industrial (-77,4%): 897 millones (+3,2%) de Exploración y Producción, 358 millones (+14%) de Cliente, 230 millones (-77,4%) de Industrial y 12 millones de Generación Baja en Carbono (frente a los -5 millones de hace un año). Y el resultado neto se ha hundido un 62,9%, desde 1.626 millones a 603 millones.
A pesar del mayor flujo de caja de las operaciones (2.860 millones, un 25,1% más) y de menores inversiones orgánicas (2.309 millones, un 20,5% menos) e inorgánicas (309 millones, un 62,5% menos), la deuda neta ha crecido. En concreto, ha ascendido a 5.728 millones, superando en un 24,7% la registrada al cierre del primer semestre de 2024 y la del cierre de 2024 (5.008 millones).
Y por cierto, son los primeros resultados que se conocen tras la evolución de su marca.













