Caixabank y BFA, propiedad 100x100 del Estado y propietaria, al mismo tiempo, del 18,1% del banco, suelen ir de la mano, como no podría ser de otra manera, en los asuntos que afectan a la entidad. El último ejemplo, la demanda que han interpuesto a las cinco aseguradoras por, presuntamente, incumplir el contrato para cubrir la responsabilidad civil de la salida a bolsa de Bankia. Hablamos de un máximo de 132 millones de euros, que no está mal, según publica este jueves Expansión.

Pero no siempre es así. Por ejemplo, el FROB, o sea el Gobierno, lleva dos años seguidos votando ‘no’ al sueldo del Consejo, algo que cabrea en la casa, entre otras razones porque la práctica habitual del Estado en empresas participadas -principalmente a través de la SEPI- es abstenerse. Y cabrea, además, porque al mismo tiempo votó a favor de los sueldos en Telefónica, superiores a los de Caixabank.

La relación actual entre Caixabank y el FROB, dependiente directo del Ministerio de Economía que lidera Carlos Cuerpo, se puede resumir de la siguiente manera: Caixa quiere que el FROB se marche, pero el Gobierno -perdón, el FROB- ni se lo plantea. El argumento principal no ha cambiado y sospechamos que nunca lo hará, porque nunca se cumplirá en su totalidad: recuperar los 24.000 millones de euros del rescate público de Bankia.

Y eso a pesar del bueno momento bursátil de la entidad, que casi ha triplicado su valor en los últimos cuatro años. Ahora capitaliza 52.250 millones de euros, frente a los 19.460 millones de 2021. El 18% del FROB tiene un valor bursátil de 9.423 millones, frente a los 3.113 millones que valía el 16%, en 2021, un aumento muy considerable pero que, aun sumado a los cerca de 5.000 millones que ha recuperado vía ventas y dividendos, sigue muy lejos de los 24.000 millones del rescate.

Existe otro argumento menos utilizado, pero no menos importante: el momento en el que el Estado venda esa participación, lo que ahora se contabiliza como minusvalía latente, pasarían a engrosar el déficit público y la consiguiente llamada de atención de Bruselas. No está el horno para bollos después de la última reprimenda de doña Ursula a don Pedro, con motivo de la OPA BBVA-Sabadell.

Por último, el argumento intangible, como diría un economista: la influencia que el Gobierno puede ejercer en el sector bancario y en Criteria, máximo accionista de Caixabank y el holding empresarial más importante de España. Una tentación demasiado grande para un Ejecutivo cuya influencia en las empresas españolas es inversamente proporcional a su influencia en el exterior, incluso en Europa.

En definitiva, el Gobierno no saldrá del banco más grande de España a pesar de las reticencias que despierta su presencia, en el mercado. Como gesto de buena voluntad, por llamarlo de alguna manera, el FROB no ha solicitado un segundo consejero, pero se antoja poca cosa si en el entretanto se dedica a boicotear el sueldo de Gonzalo Gortázar, por cierto, el más bajo de la gran banca española.