Ahora resulta que Banco Madrid, filial española y joya de la corona de Banca Privada de Andorra (BPA), estaba limpio, no blanqueaba dinero. Así lo ha determinado el Sepblac, seis años después de la intervención del banco, según El Mundo.

¿Y ahora, qué? Banco Madrid tenía un patrimonio de 130 millones y fue valorado en 268 millones de euros justo antes de su entrada voluntaria en concurso de acreedores. En otras palabras, la metedura de pata del Gobierno y del Banco de España, al hacer seguidismo de una denuncia de EEUU, va a costarle cientos de millones de euros al Reino de España, que tendrá que resarcir a la familia Cierco, entonces propietaria de BPA.

Porque la matriz, una vez recibida la denuncia de EEUU, que buscaba dinero bolivariano, fue intervenida, de tal manera que los activos buenos -no sospechosos- se segregaron en una nueva entidad, Vall Banc, que las autoridades -siempre hacen lo mismo- regalaron al fondo JC Flowers por 29 millones de euros.

La intervención de Banco Madrid fue todavía peor, porque fue el Banco de España, a instancias del Gobierno, quien se apresuró a ejecutarla incluso antes de realizar las mínimas investigaciones previas. No fue la mejor época del Banco de España, con Luis María Linde al frente y, sobre todo, con Fernando Restoy de número dos. De hecho, existen dos reclamaciones al BdE por mal funcionamiento de servicio público: la segunda corresponde a la intervención del Popular, aunque está bajo arbitraje internacional. Linde está retirado mientras Restoy ejerce como presidente del Instituto para la Estabilidad Financiera, uno de los órganos del Banco Internacional de Pagos de Basilea (BIS por sus siglas en inglés).

En definitiva, la chapuza de la intervención del Banco Madrid, que supuso dejar en la calle, de golpe y porrazo, a 300 empleados, le va a costar un dineral al Reino de España, que tendrá que indemnizar a la familia Cierco, máximos accionistas de BPA. Hablamos de unos 260 millones de euros.