MásMóvil necesita la fusión con Orange como agua de mayo. Su modelo de crecimiento apalancado -y apalancado hasta las cejas- ha llegado a su fin y la única salida de la teleco propiedad de los fondos y dirigida por Meinrad Spenger es la unión y posterior venta a la compañía francesa -que tiene al Estado francés como accionista de referencia-, que absorberá los 6.389 millones de deuda sin problema.

Las cuentas de MásMóvil hasta septiembre, publicadas este viernes, muestran eso, una compañía con unos gastos financieros disparados tras las subidas de tipos, que han alcanzado los 274,8 millones de euros, un 73% más que hace un año. Es decir, la tercera parte del Ebitda ajustado (841,9 millones, un 36% superior) se le ha ido en pagar únicamente los gastos financieros.

El negocio, por su parte, sigue creciendo, pero ya no lo hace con el ímpetu anterior, principalmente porque la rápida expansión de MásMóvil se ha basado hasta ahora en compras apalancadas como la de Euskaltel. Crecer sólo de manera orgánica es un procedimiento demasiado lento para Providence, KKR y Cinven, para los que MásMóvil es únicamente una operación financiera. La calidad del servicio pasa a un segundo o tercer plano si al final logro dar el pelotazo, como así ha sido, con permiso de Bruselas, que tiene la última palabra.

El resultado hasta septiembre ha sido de 509 millones de euros, pero sólo gracias a los 601,8 millones de la venta de la red de Euskaltel. Sin este extraordinario, y sin el crédito fiscal de 55,8 millones, MásMóvil habría cerrado septiembre con unas pérdidas de 148,6 millones de euros, frente al beneficio bruto de 207,4 millones de 2021.

En cuanto al desempeño comercial, la teleco ha seguido aumentando el número de clientes, pero ya no lo hace con el brío de antaño, como hemos señalado antes. Los clientes totales aumentaron un 6%, hasta los 15,2 millones, de los cuales 11,9 millones son de móvil y 3,2 millones de banda ancha fija, un 8% más.

En definitiva, los fondos -perdón, Spenger- han gestionado MásMóvil y la han traído hasta aquí para la fusión y posterior venta a Orange. La operación no puede no salir adelante y si Bruselas pone tantas pegas que no le merece la pena a Orange, Providence, KKR y Cinven -perdón, Spenger- tendrán que buscar otro comprador u otra manera de dar el pelotazo. Es lo que sucede con las operaciones financieras.