El futuro de Indra está irremediablemente ligado a la evolución de la industria de Defensa, tanto en España como en Europa. Ciertamente, la compañía que preside Marc Murtra está llamada a liderar este sector en Europa -y, por supuesto, en España-, aunque el hecho de depender de la inversión pública la aboca a una gran incertidumbre. Sin ir más lejos, el Gobierno Sánchez ni siquiera ha presentado los Presupuestos Generales del Estado de 2024.

Dicho de otra manera, los planes de Moncloa para Defensa tienen un horizonte temporal de seis años, hasta 2029, un plazo excesivamente largo si, entre las decisiones que hay que tomar una es la segregación o no de Minsait, cuya valoración oscila entre los 1.600 y los 1.900 millones de euros. El Grupo vale actualmente 3.245 millones en bolsa.

Sea como fuere, todas las opciones están abiertas. Desde segregar la totalidad de Minsait a vender sólo una parte como, por ejemplo, la filial de pagos, valorada en unos 600 millones, según publica este jueves Expansión. En cualquier caso, si se opta por vender partes del negocio, ¿se haría manteniendo el 51% de las acciones o el 49% de las mismas? Es decir, ¿desconsolidando el negocio -y la deuda- y perdiendo el control o, por el contrario, consolidándolo y manteniendo las riendas de la gestión?

Otrosí: sea cual sea la decisión final, hay que tener en cuenta la posición de los accionistas minoritarios que podrían poner el grito en el cielo al verse perjudicados en caso de vender una parte del negocio con pérdida de control incluida.

En definitiva, Indra quiere liderar la industria de Defensa, pero ¿cuál será el tamaño de esa industria en 2029? ¿Con qué presupuesto público contará y qué porcentaje de ese presupuesto iría para Indra? En el entretanto, Minsait continúa siendo el motor del Grupo. Entonces, ¿hasta qué punto se puede y se debe segregar, total o parcialmente, para destinar ese dinero al negocio de Defensa, por ejemplo, a la compra de ITP Aero?

En este contexto, los accionistas de referencia han comenzado a tomar posiciones y el grupo Escribano (8% del capital a través de Advanced Engineering and Manufacturing, S.L.) ha solicitado un asiento en el Consejo de Administración de INDRA, según Expansión. Lo más probable es que Ángel y Javier Escribano Ruiz lo consigan: no son enemigos de Moncloa.