La pregunta ¿para qué sirve el Rey? suele hacerse extensible ¿para qué sirven las grandes empresas? En privado, los grandes empresarios, a los que ahora llamamos -mal llamado porque hay empresa vitales españolaS que no cotizan en bolsa- el IBEX se arruga frente a Pedro Sánchez.

Es curioso, en privado los grandes patronos braman contra un Pedro Sánchez al que califican de 'Narciso ególatra', que ha roto la seguridad jurídica, la unidad de mercado y que mantiene una política contra el emprendimiento y la inversión y una economía de subvenciones financiadas con deuda pública. 

Pero con la Ley de Amnistía se han arrugado y ha decidido delegar en Antonio Garamendi la oposición del mundo económico al Gobierno.

Los grandes empresarios no se mojan: delegan en el inane Garamendi el pánico del mundo económico ante la brutalidad del Sanchismo

Garamendi no es un empresario, es el representante de los mismos. Y no de todos, sino de las grandes empresas. Por eso, cuando el presidente de la CEOE quiso forzar la nota y convertirse en líder de la oposición económica, tras plantearse oficialmente la Ley de Amnistía convocó una reunión extraordinaria de la cúpula de CEOE. Se trataba de tomar postura ante la Ley de Amnistía. Pues bien, en el comunicado final el concepto de amnistía ni aparece.

La razón es sencilla: el presidente de la patronal catalana, Sánchez Llibre, se opuso. Sí, hablamos de un político de la derecha catalana pero que, hemos de deducir, está a favor de la amnistía a los presos del procés.

Eso sí, desde Valencia surge la voz de Juan Roig: si yo fuera extranjero no invertiría en España

En resumen, tenemos a unos empresarios que se niegan a enfrentarse al Gobierno para no comprometerse, que delegan en CEO la defensa de cualquier rasgo de economía liberal. 

Pero que, encima, cuando delegan en CEOE lo hacen en un presidente sin excesiva capacidad política y sin mucho respaldo, dado que tiene en contra a la patronal catalana. 

Esto preludia una gran eficiencia en el proceso de hacer de oposición económica. Los Ana Botín, Sánchez Galán, etc, con la excepción del Juan Roig, de Mercadona que al menos no ha tenido empacho en hablar de la falta de seguridad jurídica con un argumento inapelable: si Mercadona se encontrara en Portugal con los mismos problema de cambios continuos de regulación y también cambios fiscales, seguramente se daría la vuelta. 

En resumen, que el Ibex no se atreve a enfrentarse con el Sanchismo.