El Gobierno de Pedro Sánchez, que sigue digiriendo el batacazo electoral en Andalucía, todavía no ha presentado la estrategia fiscal que piensa llevar a cabo en el medio plazo. Y no lo ha hecho porque, argumentan desde Moncloa, la incertidumbre es muy elevada y hacer un plan en este contexto no sirve de nada. Y eso que el Libro Blanco de los expertos fiscales, se presentó en marzo.

En cualqueir caso, Cristina Herrero piensa justo lo contrario: es la incertidumbre, precisamente, la que debería llevar al Gobierno a presentar un plan con el objetivo de dar estabilidad y credibilidad a la senda fiscal española en el medio plazo. La presidenta de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) ha sido muy clara y ha advertido de que “ya deberíamos estar trabajando” en ese plan fiscal a medio plazo: “Lo de la incertidumbre no me vale”, ha sentenciado este martes, durante el curso ‘Sostenibilidad y digitalización: las palancas de la recuperación’, organizado por la APIE.

La situación de las cuentas públicas es muy preocupante. Ya lo era antes de la subida de tipos, pero se camuflaba por las compras de deuda del BCE y los tipos de interés negativos. Eso se acabó y una de las primeras consecuencias será el aumento del coste de la deuda. Concretamente, la AIReF estima que esa subida de tipos aumentará el coste de la deuda en entre 12.000 y 14.000 millones de euros, que se suman a los 20.000 millones ‘de más’ que estimó en abril, hasta el año 2025. Estamos hablando de un total de entre 32.000 y 34.000 millones de euros más solo para financiar la deuda hasta 2025, el equivalente a tres pagas de pensiones públicas. Insistimos: solo para financiar una deuda que ya alcanza los 1,44 billones de euros y que habrá que devolver en algún momento.

Y estos cálculos podrían aumentar por la inflación. Según la AIReF, cada punto extra de IPC eleva en 700 millones el coste de los intereses de la deuda. No es cosa de broma.