Lidl y Aldi han subrayado su compromiso con la huerta española. Y el gesto es digno de referir, pues llega tras el viaje de diputados alemanes a Madrid y la suspensión de la posterior visita a Doñana.

Estas dos cadenas alemanas de supermercados centradas en precios bajos y que tienen una destaca presencia en España (más de 650 tiendas y más de 400, respectivamente)  han marcado distancias con el boicot a las fresas de Huelva lanzado por la asociación Campact, que está muy alineada al Foro de Davos... y su “no tendrás nada y serás feliz”, boicot que incomprensiblemente han justificado varios miembros del Gobierno (en concreto, Teresa Ribera y Pedro Sánchez).

Lidl ha señalado que “mantiene desde hace años un firme compromiso con la huerta española”, y que “la calidad de nuestras frutas y hortalizas ha contribuido de manera decisiva a la exportación de estos productos y al desarrollo del sector agrícola español a lo largo de los años y lo seguirá haciendo en el futuro”. Al mismo tiempo, ha referido que siguen “muy de cerca la situación del cultivo de frutos rojos en el Coto de Doñana” y están en contacto con diversas organizaciones -WWF, Alliance for Water Stewardship (AWS) y Bundesverband des Deutschen Lebensmittelhandels- para ver cómo pueden mejorar la cooperación con los proveedores. “Seguiremos trabajando con los productores de fresas de Huelva en el futuro”, ha subrayado, destacando que a través de su Código de Conducta establece con sus socios comerciales unos estándares sociales y ecológicos, y entre los que el uso responsable del agua es prioritario.

Por su parte, Aldi ha referido que la mayor parte de las fresas que ofrece son de Huelva y que todas tienen origen español por “la exigente calidad del producto nacional”. También ha destacado que mantiene su “fuerte compromiso” con el sector agrario español y apoya las medidas que garanticen la gestión del agua y el suelo de Doñana a largo plazo. De hecho, se ha comprometido, a su vez, a trabajar con productores que, aunque estén ubicados en zonas catalogadas como de riesgo hídrico, demuestran hacer un uso “razonable y sostenible” del agua de regadío.

Sánchez y las fresas