Ford ha pisado el freno en números y ha decidido tomar medidas. Ha tenido unas pérdidas de 3.390 millones de euros por problemas en la cadena de suministro y en algunas filiales (Rivian, el fabricante de coches eléctricos que tiene con Amazon; y Argo, una startup de desarrollo del coche autónomo que poseía con Volkswagen). Además, ha anunciado que saldrá de Rusia, vendiendo su participación del 40% en Sollers Ford, pero no descarta volver en un plazo de cinco años si la situación cambia.

Al fabricante automovilístico estadounidense también le ha pasado factura la menor producción y el encarecimiento de los precios de los componentes. Las pérdidas de 3.390 millones entre enero y septiembre, contrastan con los más de 5.600 millones que ganó en el mismo periodo del año pasado y superan las registradas en el primer semestre. En estos números rojos ha tenido su efecto los 993 millones más que ha pagado a los proveedores por el incremento de precios y el cargo de 2.683 millones asumido al decidir dejar Argo para apostar por un sistema de conducción autónoma que desarrollará internamente en el tercer trimestre.

Eso sí, la subida de precios sí que le ha favorecido en sus ingresos, que han ascendido un 15,6% entre enero y septiembre, hasta 113.344 millones. Además, prevé lograr un beneficio operativo (Ebit) anual de 11.429 millones, un 15% superior al de hace un año.

Y de cara a España, recuerden que Ford revisó previsiones de producción en Europa y renunció al PERTE, y la planta de Almusafes dejará de fabricar otros dos modelos en abril de 2023.