Pedro Sánchez, uno de nuestros modelos más internacionales, viajó de Bali a Corea del Sur, donde este jueves visitó la fábrica de microchips que tiene Samsung Electronics en Pyeongtaek. Los anfitriones fueron Kye-Hyun Kyung, director ejecutivo de la división de soluciones para dispositivos, y Si-young Choi, director general de la división del negocio de microchips. Ninguno de ellos, directivos de primer nivel, tal vez porque el pasado agosto se reunió con el CEO de la multinacional, Jong-Hee Han, en La Moncloa.

Sea como fuere, el presidente del Gobierno hizo lo único que sabe hacer: prometió subvenciones por 12.000 millones de euros -de los que 9.000 millones son fondos públicos- a Samsung, y a cualquier otra compañía, para que instale una fábrica en nuestro país. Oiga, y en lugar de regalarle el dinero de los contribuyentes, ¿no sería mejor facilitarle la instalación de la fábrica y la contratación de personal? O mejor, ¿por qué no instalar una planta española que fabrique chips españoles? Porque el problema que tiene nuestro país es que se ha convertido en una colonia, en un mercado, de los grandes grupos internacionales, que nos utilizan exclusivamente como cuota de mercado.

Lo cierto es que Samsung ya tuvo una fábrica en España, concretamente en Palau de Plegamans, Barcelona, pero la cerró inesperadamente en 2004, coincidiendo con el cierre de otras instalaciones repartidas por Europa. Desde entonces, Samsung solo vende en nuestro país. como tantas otras multinacionales, los coreanos nos consideran mera cuota de mercado. Somos un país industrialmente colonizado.

Señor presidente: no vaya regalando nuestro dinero, y menos aún a empresas que solo nos utilizan como cuota de mercado. Ya que lo tiene, utilícelo para crear patentes españolas, que generen empleo y vendan también en el exterior. ¡Ánimo!, no es tan difícil.