La aerolínea easyJet ha aterrizado en bolsa (su cotización baja un 3,7%) y en resultados de su primer semestre fiscal (octubre a marzo). Y es que ha elevado pérdidas, a pesar de mayores ingresos.

Esta aerolínea low cost británica ha tenido unos ingresos de unos 4.192 millones de euros, un 8% superiores. De estos, 2.557,5 millones han correspondido a los ingresos del transporte de pasajeros. En estas cifras ha influido el aumento de la capacidad (+12%) y de los asientos (+6%).

El resultado bruto de explotación (ebitda) ha dado un giro, al entrar en terreno negativo por los mayores costes operativos y las depreciaciones y amortizaciones. En concreto, ha pasado de 17,79 millones a -5,93 millones. Y el resultado neto ha registrado pérdidas un 9% superiores a las de hace un año, alcanzando unos 467,36 millones.

A pesar de las mayores pérdidas, easyJet mantiene las previsiones de beneficios para el conjunto del ejercicio y espera otro verano récord al observar “una fuerte demanda de los vuelos y paquetes vacacionales”, según ha referido su CEO, Kenton Jarvis. Asimismo, ha presumido de que están “ejecutando bien nuestra estrategia para impulsar la eficiencia y mejorar la experiencia de los clientes tanto en el cielo como en la tierra”, y en línea con su compromiso de “ofrecer a los clientes una mayor variedad de vuelos y vacaciones” en Europa y Reino Unido, abrirán una nueva base en Newcastle a partir de la próxima primavera”.

En paralelo, easyJet ha sido noticia estos días por otros dos aspectos. Primero, por estar entre las siete aerolíneas que han sido denunciadas por la Organización Europea de Consumidores (BEUC) por el cobro del equipaje de mano, una práctica por la que ya recibió una multa del Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030 hace unos meses. Eso sí, desde la Asociación de Líneas Aéreas (ALA) que preside Javier Gándara, quien a su vez es director general de easyJet para el sur de Europa, se ha defendido que dicho cobro es legal. Y segundo, por un polémico vuelo entre Luton e Ibiza que ha sido denunciado por una pasajera porque otros viajeros “tomaban pastillas con alcohol y se pegaban entre ellos”, como recoge La Razón. Un vuelo que fue recibido por la policía a su llegada a la isla, pero la aerolínea presume de que los incidentes “los tomamos muy en serio y no toleramos comportamientos conflictivos a bordo”, según El Periódico de Ibiza.