Sánchez y Ribera, obsesionados con el cambio climático y las renovables, pero no renuncian al Falcon
Sólo la caradura inmensa y la inconmensurable pedantería de la vicepresidenta Teresa Ribera le ha llevado a presentar como un éxito de España la decisión de la Comisión Europea de someter a revisión el mercado eléctrico.
Mientras, la factura de la luz de los españoles, sobre todo la tarifa libre, sigue pagando los platos rotos del desastre de doña Teresa: en efecto, topar el gas -otro 'éxito' de la señora vicepresidenta- no es más que pan para hoy y hambre para mañana. Pero poco pan para hoy y mucha hambre para mañana. El precio de la luz se disparará aún más en el futuro y de alguna manera habrá que compensar a las eléctricas.
El tope ibérico no es más que poco pan para hoy y mucho hambre para mañana
Lo que ha ocurrido es que Europa se ve obligada a abandonar el sueño verde de una energía con molinillos y huertas solares. Tras la invasión de Ucrania, Europa ha decidido que no puede abandonar la energía nuclear ni mucho menos la alternativa futura de la fusión nuclear controlada, que sí sería la tecnología del futuro y ha decidido que el sueño verde de una Europa sin hidrocarburos no es posible, al menos por el momento. El Sanchismo, que se puso en su día a la cabeza de la manifestación antinuclear y anticarbón, disfraza ahora como éxito lo que ha sido su fracaso, que deja una herencia envenenada para los próximos años, donde una energía carísima nos lleva a la ruina económica y a los cortes en el suministro.
Y en el entretanto, Teresa Ribera permanece en el absurdo del cierre de la centrales nucleares, mintiendo como una posesa, sobre todo cuando repite que las renovables son las energías más baratas.
Nunca debimos abandonar la energía nuclear y no debimos abandonar sino trabajar en que carbón, gas y petróleo contaminen menos, pero sin arrojarlos al vertedero... sencillamente porque no podemos permitírnoslo.
Cristina Martín explicaba ayer en Hispanidad el nuevo viraje de Ursula Von der Leyen -otra que esperemos que, al igual que Sánchez, se jubile pronto-, en un contexto en que los expertos del sector vaticinan una crisis energética para varios decenios.
Para entendernos, Europa no puede prescindir ni de la energía nuclear, que es el futuro, ni del petróleo, ni del gas. Y la solución no está en consumir menos energía sino en producir más. La segunda solución no es prohibir energías contaminantes sino investigar para que contaminen menos.
No se trata de ahorra energía sino de producir más energía
Todo ello sazonado con una subida de impuestos energéticos, que es lo único que se le ocurre al Sanchismo cuando no sabe cómo abordar un problema.
La errónea política energética del Gobierno Sánchez nos va a dejar una herencia envenenada. No al próximo Gobierno sino a todos los españoles.
Y de postre, la última burla: Macron nos roba el gas argelino porque Sánchez se arrugó ante el jacarandoso monarca de Marruecos, el amigo Mohamed VI, residente en Rabat, de juerga en París.
No podemos ni afrontar la actual crisis energética con esta caradura inmensa de Ribera que no va a dejar lo que ya se califica en tantos sitios como la herencia de Sánchez.
En la clase dirigente europea, que no en la española, empieza a cundir el cambio de paradigma. Cada vez son más los convencidos de que no podemos prescindir de la energía nuclear... ni del gas, ni del petróleo, ni del carbón. Trabajemos para hacerlos menos contaminantes, no para liquidarlos.
Pero ese cambio de política, tan necesaria, no afecta al Sanchismo: eso no cambia, tendrían que reconocer que se han equivocado: ¡Eso jamás! Y así, don Pedro nos va a dejar una herencia envenenada.