Sede de Grifols
Martes y 13. Muy mal día para Grifols en Bolsa. Se desploman una vez más sus acciones y los inversores, que no ganan para sustos, salen huyendo. Apertura con caídas superiores al 5%, que han llegado a escalar por encima del 6%, y que han llevado a sus títulos a cotizar en los 8,28 euros, mínimos de dos meses.
¿Qué le pasa a la empresa de hemoderivados, en esta ocasión? Pues que se enfrenta a una demanda colectiva en Estados Unidos que ha presentado el despacho estadounidense de abogados Schall Law. Según Bloomberg, la firma estadounidense ha explicado que “la investigación se centra en si la empresa emitió declaraciones falsas y/o engañosas y/o no divulgó información pertinente a los inversores”.
Fue unos días después del primer ataque del fondo bajista Gotham City Research contra Grifols, allá por el mes de enero, cuando Schall Law ya anunció que iba a investigar, en nombre de inversores, a la compañía “por violaciones de las leyes de valores”.
Las class actions (demandas colectivas) son algo habitual en Estados Unidos y, en el caso de la farmaceútica catalana, puede suponer algo más que una complicación porque la compañía se encuentra en negociaciones con el fondo Brookfield para una posible Opa de exclusión.
Los inversores están liquidando posiciones ante las noticias porque, después de los informes de Gotham, el mercado no ha recuperado la confianza en la empresa que cae un 43% en lo que llevamos de 2024
Una Opa de exclusión que puede fracasar porque el due dilligence realizado por Brookfield podría haber encontrado fallos contables con respecto a su filial china. “Esto podría poner en peligro la operación, aunque, de momento, no hay fuente oficial que lo confirme”, señala Javier Cabrera, analista de mercados.
Así que, “todo apunta a que los inversores están liquidando sus posiciones ante estas dos noticias”, añade Cabrera…”porque, después de los informes de Gotham, el mercado no ha recuperado del todo la confianza en la empresa que cae un 43% en lo que llevamos de 2024”.
La confirmación de que el fondo Brookfield estaba estudiando la OPA, el pasado mes de julio, le dio impulso a la cotización de Grifols que llegó a superar los 10 euros. Sin embargo, el pánico bursátil desatado el 5 de agosto hizo caer el valor de sus títulos en un 8,7% acumulado durante varia sesiones.
Estamos ante una volatilidad extrema en la cotización que se mueve compulsivamente al compás que marcan las informaciones publicadas sobre la compañía, un caldo de cultivo perfecto para los especuladores.
No hace ni quince días, el pasado 30 de julio, Grifols fue suspendida de cotización tras las objeciones contables expresadas por su nuevo auditor, Deloitte, respecto a la venta de la participación del 20% en Shanghai RAAS.
La firma estadounidense ha explicado que “la investigación se centra en si la empresa emitió declaraciones falsas y/o engañosas, y/o no divulgó información pertinente a los inversores"
La CNMV suspendió la cotización, cuando los títulos caían un 2,5%, a la espera de recibir explicaciones de la compañía que se produjeron en tiempo y forma.
La empresa de hemoderivados admitía una “contabilidad incorrecta” que ha sido “reexpresada” decía, es decir, corregida, en las cuentas de estos primeros seis meses del año. Unas cuentas que recogen la caída del ratio de endeudamiento hasta 5,5 veces el Ebitda, en comparación con 6,8 reportado en marzo, gracias a la venta de la china SRAAS.
Sin embargo, “pensamos que este ritmo de reducción de deuda es insostenible”, señala Joaquín Robles, analista de mercados. “Recordemos que han tenido que vender la mayoría de su participación en su filial china y emitir deuda por valor de 1.300 millones de euros a un tipo alto, por lo que se deberá centrar en la generación de flujo de caja libre. En este trimestre han puesto el foco en esta cuestión y han gestionado mejor el circulante, aunque esto es algo que deberá hacer de manera sostenida si no quiere que el mercado lo tome como algo pasajero. Por ello, en los próximos resultados habrá que estar atentos esta partida”.