Cepsa inicia la construcción de una planta que producirá alcohol isopropílico usando hidrógeno verde como materia prima, sustituyendo otras de origen fósil
Cepsa inicia la construcción de la primera planta química de nuestro país que usará hidrógeno verde para producir. El gigante siderúrgico ArcelorMittal debería tomar buena nota, porque hasta ahora ha preferido optar por despidos y retrasar el uso del hidrógeno verde en su planta siderúrgica de Gijón para fabricar acero ‘verde’, pese a las ayudas públicas recibidas del Gobierno Sánchez y del Principado de Asturias.
La petrolera, controlada por el fondo soberano de Abu Dabi (Mubadala) en un 61,5% y por el fondo de inversión estadounidense The Carlyle Group en un 38,5%, acierta con esta iniciativa para producir hidrógeno verde y consumirlo en sus industrias como materia prima. Para ello ha empezado a construir en Palos de la Frontera (Huelva) una nueva planta de alcohol isopropílico (IPA), producto que se encuentra en los geles hidroalcohólicos y en productos de limpieza para el hogar y la industria, junto a la fábrica química que allí tiene y que es la mayor del mundo dedicada a producir fenol, acetona y cumeno.
Cepsa invertirá 75 millones de euros para usar el hidrógeno verde en la producción del alcohol isopropílico, sustituyendo materias primas de origen fósil por otras más sostenibles, en línea con lo que fija el plan estratégico ‘Positive Motion’. La construcción de la nueva planta se prevé que acabe a finales de 2025 y cuando empiece a funcionar, con una capacidad de producción de 80.000 toneladas anuales, elevará la garantía de suministro de IPA, que es un elemento químico esencial para los sectores médico y farmacéutico al usarse para la desinfección sanitaria. El IPA también se utiliza como disolvente en la fabricación de pinturas, recubrimientos y tintas de impresión, así como intermedio en la producción de ingredientes clave en la industria farmacéutica, cosmética y agroquímica. Además, aumentar su fabricación aquí reducirá la dependencia de terceros países y Cepsa se convertirá en uno de los principales productores y referentes de IPA en la Unión Europea.
Cepsa invertirá 75 millones de euros para usar el hidrógeno verde en la producción del alcohol isopropílico (un elemento químico esencial para los sectores médico y farmacéutico al usarse para la desinfección sanitaria), sustituyendo materias primas de origen fósil
José María Solana, CEO de Cepsa Química, ha referido que es “un paso muy importante en nuestra estrategia Next Chemicals in Positive Motion”. La nueva planta situada en Palos de la Frontera “va a estar conectada con nuestro Valle Andaluz de Hidrógeno Verde y, por tanto, la actividad estará perfectamente alineada con nuestro compromiso de avanzar en la lucha contra el cambio climático y acelerar la transición ecológica, a la vez que dotamos a España de una mayor autonomía de suministro en este tipo de productos”. Asimismo, se beneficiará de su cercanía a la planta de biocombustibles de segunda generación que Cepsa construye con Bio-Oils junto al Parque Energético La Rábida en Huelva. Desde el citado Valle se proporcionará el hidrógeno verde y la planta química de Palos de la Frontera suministrará la acetona necesaria para producir IPA en la nueva fábrica, y la energía necesaria para el proceso será de origen renovable.
Para el consejero de Industria, Energía y Minas de la Junta de Andalucía, el pepero Jorge Paradela, la nueva planta es “un ejemplo tangible de cómo la innovación, la sostenibilidad y la creación de empleo pueden ir de la mano impulsando el crecimiento económico y el bienestar de la sociedad europea”. Asimismo, ha referido que “demuestra que la energía a precios competitivos es un factor de localización industrial” y hará que “España gane en autonomía estratégica al ser la primera instalación del país que producirá la materia prima para elaborar gel hidroalcohólico de origen renovable”.
El proyecto de la nueva planta de IPA está muy bien y va en la misma línea por la que están apostando otras petroleras en España como Repsol y BP, porque a día de hoy es mucho más factible producir hidrógeno verde cerca de donde se va a consumir y usar en los procesos industriales. Sin embargo, no hay que olvidar que Cepsa también apuesta por transportar el hidrógeno verde a otros países europeos, algo que también apoya el Gobierno Sánchez y Enagás (estos últimos demasiado entusiastas con el futuro hidroducto H2Med), aunque en este caso se puede hablar más bien de la ruina del hidrógeno verde y hasta ahora no se ha puesto dinero encima de la mesa. Es más, desde Moncloa, a finales de 2022, tanto Pedro Sánchez como Teresa Ribera insistían en que España será “un país exportador de energía” gracias al hidrógeno verde... pero las cuentas no salen y a día de hoy hay pocos avances... y se piden ayudas públicas (eso sí, el Centro Nacional de Hidrógeno vende que no hay subsidios sino incentivos).
Hace algo más de un año, José Bogas, CEO de Endesa, señaló que el hidrógeno verde “tiene un presente incierto y un futuro prometedor, pero hoy su coste es absolutamente inviable”, en la misma línea que Kadri Simson, comisaria europea de Energía, había apuntado en una entrevista. De hecho, como a día de hoy no es rentable, Ribera apuesta por esta tecnología vía subvenciones públicas, mientras la presidenta de la CNMC, Cani Fernández, reclama una “racionalización de las inversiones”. Asimismo, Bogas refirió que tenía más sentido “producirlo al lado de donde se va a consumir”. Y no se puede olvidar que dado que el hidrógeno verde aún no es rentable se están produciendo alianzas para sacar adelante proyectos: por ejemplo, hace casi un año, Cepsa presentó su alianza con Yara Clean Ammonia para impulsar el impulsar la puesta en marcha del primer corredor marítimo de hidrógeno verde entre los puertos de Algeciras y Róterdam, y también firmó un acuerdo con la empresa holandesa Gasunie, que garantiza el acceso a su red de transporte de hidrógeno verde en los Países Bajos y conectará el Puerto de Róterdam con otros clústeres industriales europeos en Alemania, Países Bajos y Bélgica.
Pequeños pasos que contrastan con lo que está haciendo Maersk. En noviembre de 2022, el Gobierno Sánchez anunció a bombo y platillo un acuerdo con la naviera para producir en España combustibles verdes para el transporte marítimo. Sin embargo, ambos vendieron demasiado humo al anunciar que la gran naviera danesa estudiaba producir metanol verde con una tecnología aún inmadura y demasiado cara (la mezcla de hidrógeno verde y la captura de CO2). A día de hoy, Maersk aún no ha puesto ni un euro para empezar con el proyecto... y seguro que espera ayudas públicas, además tiene temas más urgentes de los que preocuparse como los efectos de la crisis en el mar Rojo y el efecto en sus resultados.