Decíamos en Hispanidad en más de una ocasión el hidrógeno verde es una ruina y a día de hoy no es rentable. Pero, lógicamente, desde el Centro Nacional de Hidrógeno se vende que no hay subsidios sino incentivos.

El gerente de este organismo, Miguel Ángel Fernández Sánchez, ha señalado que “España es la locomotora de esta revolución energética”, en el II Foro Empresarial ‘El futuro del hidrógeno verde’ que ha organizado El Economista. Sin embargo, aún afronta algunas barreras. Por ejemplo, de financiación: “Tenemos dificultad para alcanzar economías de escala”, ha referido, aunque también ha mencionado que “ya se han concedido los PERTE, tenemos 19 proyectos con 150 millones de euros” y que “la convocatoria ‘Cambio de Valor’ ha concedido 50 millones. No hablamos de subsidios, sino de un incentivo para empresas que necesitan un impulso”. Otras barreras son las regulatorias, pese a iniciativas en algunas autonomías y actos delegados europeos; y también las relacionadas con los recursos humanos, pues aunque hay profesionales que se están reconvirtiendo, en FP algunos “estudios destacan que la segunda categoría es de operarios medios y ahí tenemos un gap en formación”.

Claro que en la carrera por el liderazgo en hidrógeno verde, España tiene competencia. Fernández Sánchez ha subrayado que “hay proyectos de interés común europeo. España ha sido reconocida con 11 proyectos y nos coloca en la tercera posición”. Y es que, por ejemplo, Suecia, tendrá uno de los proyectos de producción de hidrógeno verde más ambiciosos del viejo continente: SoutH2Port producirá 240 toneladas diarias, gracias a una capacidad de 600 megavatios.

Al hilo del hidrógeno verde, cabe referir las palabras de José Bogas, CEO de Endesa, que considera que “tiene un presente incierto y un futuro prometedor, pero hoy su coste es absolutamente inviable”, en la misma línea de la comisaria europea de Energía, Kadri Simson, que refirió que “el coste del hidrógeno aún no es competitivo”. Para Endesa, al igual que para otras energéticas (Repsol y BP, entre ellas), tiene más sentido producir el hidrógeno verde al lado de donde se va a consumir que transportarlo, pese a que esto último es el gran sueño del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y de la vicepresidenta ecológica, Teresa Ribera, a través del futuro hidroducto H2Med que respalda también Enagás. Claro que las cuentas no salen y hasta la presidenta de la CNMC, Cani Fernández, ha reclamado una “racionalización de las inversiones”.

Y ojo, porque dado que España insiste en el error de cerrar sus nucleares y renegar del hidrógeno rosa (el producido con nuclear y que gusta mucho a Francia), necesitará muchas renovables para fabricar hidrógeno renovable: para llegar a los 4 gigavatios (GW) previstos para 2030, deberá tener tres veces más de renovables (12 GW), algo que se presenta difícil y no sólo por burocracia y falta de agilidad de permisos. A finales de enero, el Gobierno otorgó la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) favorable a proyectos de energías renovables que suman un total de 55.000 megavatios (MW), y que deben estar operativos en julio de 2025, pero Bogas ha explicado que esa nueva capacidad es imposible de materializar a corto plazo, porque actualmente entre eólica y solar España cuenta con 50.000 MW que se han instalado durante mucho más tiempo y en 2022 se alcanzó un récord de nueva capacidad verde instalada de 5.200 MW.

A todo esto se suma que como a día de hoy el hidrógeno verde no es rentable, está siendo destino de numerosas subvenciones, claro está, con dinero de los españoles... y también del resto de los europeos. Y ojo, porque todo esto recuerda lo que pasó en su momento con las energías renovables, más concretamente, con placas solares y molinos de viento, y cuyas consecuencias aún seguimos pagando. El socialista José Luis Rodríguez Zapatero dio generosísimas primas a estas energías, disparando el déficit de tarifa a casi 30.000 millones de euros (este cerró 2020 en 14.294 millones y se prevé que acabaremos de pagarlo en 2028, y terminó 2021 en 12.182 millones). Se trata de una deuda financiera... por lo que también hay que abonar los intereses. Además, el recorte de dichas primas -primero por parte del ministro socialista Miguel Sebastián en 2010 y luego por el popular José Manuel Soria en 2013- provocó que llegaran reclamaciones milmillonarias de fondos y compañías en laudos internacionales, y que ahora hayan llegado peticiones de embargo de varios países.