Antonio Brufau ha insistido en el pragmatismo y en la defensa de la industria, esta vez en especial de la automovilística, con su intervención en el XII Encuentro de Sernauto (la asociación de proveedores de automoción). Asimismo, ha subrayado que “el regulador debería regular menos y dejar a la industria actuar más, con incentivos, y a los consumidores decidir lo que es mejor para ellos”.

Esto no es baladí, por ejemplo, ante la necesidad de reducir emisiones de CO2. El presidente de Repsol tiene claro que para hacerlo “lo mejor es la renovación de la flota (es decir, del parque automovilístico, que tiene una media de 14,5 años de edad) y apostar por los biocombustibles”. Además, ha vuelto a reivindicar, como ya ha hecho tanto él como el CEO de Repsol, Josu Jon Imaz, que se midan las emisiones no a partir del tubo de escape sino en el ciclo de vida completo del vehículo.

Brufau ha recordado que “la industria es generadora de riqueza y de nuestro Estado del Bienestar” y ha agradecido “el pragmatismo y la ilusión que pone el ministro (en alusión al de Industria y Turismo, Jordi Hereu) en todo lo que es su responsabilidad”. Para el presidente de Repsol, el diagnóstico de la situación en Europa ha quedado claro en los informes de Mario Draghi y de EnriccoLetta, pero espera que “no queden como la Biblia en un hotel americano, que todo el mundo sabe que está pero nadie la lee”. Coincide en que el viejo continente afronta un “desafío existencial”, o como tenista que es, “un momento de bola de partido”, porque el mundo está cambiando, no puede ser ajeno y “hay que decidir qué papel quiere jugar”.

Advierte que Europa representa un porcentaje pequeño en las emisiones globales, por lo que debe tener “cuidado con hacer políticas necesarias de lucha contra el cambio climático al margen de China y EEUU, y al margen de nuestra competitividad”

El presidente de Repsol cree que Europa tiene fortalezas, pero también fragilidades: la pérdida de peso económico (desde 2010 ha pasado del 22% al 17,5%, mientras EEUU ha subido del 22% al 26%), el peso de la industria en la economía nadie ha tenido interés en que sea relevante y el objetivo de llegar al 20% del PIB en 2020 “no se ha conseguido ni de lejos, el coste de la energía (es 2,5 veces mayor que el de EEUU y cinco veces superior al de China, donde el 65% de la base energética es el carbón), el gap tecnológico y las dependencias. Por ello, debe dejarse de ideologías e ir a las tecnologías y la ciencia, apostando por la colaboración público-privada, pues “no ganaremos la batalla en subvenciones, sino con el talento de nuestra gente y el apoyo de la tecnología y la ciencia”, y “hay que escuchar a los ciudadanos”.

Brufau considera que “sostenibilidad y competitividad son variables que tienen que estar unidas”. Esto es clave para una Europa que afronta “una emergencia industrial”, en especial, porque lo primero que se mira a la hora de invertir es el coste de la energía. Al hilo de esto, ha advertido que Europa representa un porcentaje pequeño en las emisiones globales, por lo que debe tener “cuidado con hacer políticas necesarias de lucha contra el cambio climático al margen de China y EEUU, y al margen de nuestra competitividad”. Entre los ejemplos para no caer en dicho error, apuesta, entre otras cosas, por los biocombustibles, que “mantendrían el motor de combustión y son neutros en carbono”, y ha criticado que desde hace años se decidió pasar a la movilidad eléctrica y renunciar a la de combustión interna, un gran fallo, en su opinión, porque “el vehículo eléctrico no es la única solución a la movilidad”