El Banco Central Europeo no quiere arriesgar lo más mínimo y mira con atención lo que hace la Reserva Federal de EEUU, no para aprender de los errores, que también los comete, sino para hacer lo mismo aunque con retraso. Así, la presidenta del BCE, Christine Lagarde, ha anunciado este jueves que el BCE va a “recalibrar” los estímulos durante los próximos meses. El ‘tapering’ (retirada de estímulos) puede esperar. Primero hay que “recalibrar”.

En definitiva, la francesa Lagarde está pensando en reducir en entre 10.000 y 20.000 millones de euros la compra de deuda que actualmente es de 80.000 millones mensuales. Eso sí, siempre y cuando la economía siga creciendo como hasta ahora. De hecho, el BCE ha elevado su previsión de PIB de la zona euro para este año al 5%, frente al 4,6% anterior. Para 2022, sin embargo, estima que bajará una décima (del 4,7% al 4,6%) y se mantendrá en el 2,1% en 2023.

Junto al ‘recalibrado’, Lagarde ha anunciado que seguirá inundando de liquidez el mercado, al menos hasta diciembre, cuando analizará si continúa con las subastas del TLTRO III (préstamos del BCE a los bancos en condiciones ventajosas, a cambio de que las entidades presten a su vez a empresas y particulares).

Los tipos de interés continúan igual: el principal en el 0%, la facilidad de depósito, en el -0,5% y la facilidad marginal de crédito, en el 0,25%. Y no subirán en el corto ni el medio plazo. Si la situación iba para largo antes de la pandemia, imaginen ahora.