Cani Fernández acudió este martes al Congreso por petición del PP y Vox, para hablar del apagón, pero era inevitable que también hiciera mención a la OPA del BBVA sobre el Sabadell que la CNMC ha analizado durante once meses.

Entre las críticas recibidas está el admitir únicamente la personación del Sabadell y dejar fuera del análisis otras 79 personaciones. “Se ha requerido información y escuchado a más de 58 entidades y a algunas de ellas en varias ocasiones”, afirmó la presidenta de la CNMC.

“A lo anterior hay que añadir los documentos aportados durante el expediente, 7 informes económicos, 8 escritos de terceros que quisieron aportar al procedimiento pese a no haber sido requeridos y todos los escritos e información facilitada por las partes”, se defendió. “Todas las alegaciones y comentarios han sido analizados. En su caso, han sido acogidos o respondidos a la hora de evaluar la operación”, señaló.

Sea como fuere, el trabajo de Competencia no ha concluido. Si la OPA sale adelante, la CNMC vigilará para que el BBVA cumpla todos los compromisos adquiridos durante los próximos tres años, ampliables a cinco. Eso está muy bien, pero, ¿y si no los cumple o sólo lo hace a medias? Además, las circunstancias del mercado pueden variar enormemente durante esos tres años, dejando el papel mojado los compromisos.

Como hemos ido contando en Hispanidad, en todo este tiempo, el Gobierno ha intentado transformar la OPA hostil en un acuerdo entre el BBVA y el Sabadell para no tener que significarse. No ha tenido ningún éxito, tampoco con la fusión alternativa Sabadell-Abanca. De esta manera, el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, tendrá que decidir, tras el pitorreo de la consulta pública, si pone más pegas a la fusión, hasta convertirla en inviable, o le da luz verde, en contra del criterio de Carles Puigdemont.

De lo que nadie duda es de que el BBVA, si llega el momento, tendrá que mejorar la oferta y hacerlo en efectivo.