Entre las muchas virtudes que adornan al presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez Pérez-Castejón, figura su sutilísima demagogia, con el añadido virtuoso de unir su estafa y su mentira.

Ejemplo, nos acaba de salir la ministra de Transportes, un portento capaz de hablar horas sin decir nada -condición inexcusable del buen político- con que Europa ve con buenos ojos que se supriman los peajes que Sánchez iba a imponer por circular por las autovías de España (así, al pronto, 15.000 kilómetros).

En su día, exactamente en campaña electoral, Sánchez soltó aquello de que la derecha se había inventado el peaje. Luego alguien le recordó que no era la pérfida derecha sino Bruselas el que había impuesto ese peaje para subsanar el déficit creciente del Gobierno español y como condición para entregar los fondos europeos.

Naturalmente, Sánchez no sólo dijo que era una imposición de Europa. Lo era, pero como una contraprestación exigible ante tu mal hacer y tu derroche, cachondo. 

Entonces, pasa de la mentira a la estafa y asegura, en entrevista con la dócil RTVE, que él, justamente él, ha librado a los españoles de 1.500 kilómetros de autopistas de peaje regidas por concesionarias. La verdad es que no son tantos kilómetros y lo cierto es que los tramos 'liberados' ya están hechos un asco porque el Estado no sabe cuidar sus propiedades. Pero, en cualquier caso: ¿quitas el peajes a 1.500 kilómetros, lo pones a 15.000 y encima te pavoneas?

Ahora Raquel Sánchez nos asegura que, gracias a las gestiones del Gobierno español, Bruselas podría echar marcha atrás. Pues no deberían, porque el modelo de pago por uso, contra el que ahora brama el Gobierno, es el sistema más justo de todos, aunque en este caso estemos hablando de autopistas no construidas por mano privada sino financiadas por el erario público. En cualquier caso, no es normal que vía impuestos, el hombre que nunca utiliza la 'Y' asturiana tenga que financiar su puesta a punto. 

Y por cierto, como ya hemos dicho, este gobierno invierte menos en conservación de carreteras que un ciego en novelas. Las autovías españolas están hechas un asco desde que el PSOE subió al poder. 

Sánchez, mentira y estafa pero, eso sí, por su debido orden.