Este gobierno invierte menos en conservación de carreteras que un ciego en novelas. Las autovías españolas están hechas un asco desde que el PSOE subió al poder
Este verano he viajado mucho en coche por España y he podido percatarme de un hecho contundente a fuer de desagradable: las carreteras españolas están llenas de baches. Circulas de hoyo en hoyo, y no me refiero a carreteras de montañas sino de autovía y también autopistas que terminaron de construirse anteayer. ¿En qué se gasta el dinero de nuestros impuestos el Gobierno socio-podemita? En ganar votos cautivos sí... pero en remodelar las carreteras más bien poco.
El sistema de peajes es el más justo de todos: paga quien lo usa y quien no lo usa, no paga
Y esto me recuerda que durante la reciente campaña electoral, Pedro Sánchez presumía, en su dificilísima y durísima entrevista con Silvia Intxaurrondo, en RTVE, de haber “liberado” 1.500 kilómetros de autopistas para dárselas al pueblo, gratis total. Y decía verdad aunque un poco exagerada en cantidad, sólo que esas autopistas, por ejemplo la A-2 entre Zaragoza y Barcelona, están hechas un asco. Porque claro, antes había una empresa que nos cobraba un peaje pero que se preocupaba de que, a cambio, la carretera estuviera en buen estado. Ahora se ocupa el Estado, o sea, el Gobierno... y las carreteras están hechas un asco.
Además, hay que dejar de cobrarle al ciudadano por una autopista de peajes y empezar a cobrar por toda la autovía supone una tomadura de pelo, resulta que el sistema de peaje es el más justo de todos.
El gran mérito de Sánchez: 1.500 kilómetros se vuelven gratuitos frente a 15.000 que pasan a ser de pago. Y nos lo vende como un éxito
Pero ese no es el problema. El problema es que -mintió antes de la campaña y luego tuvo que rectificar-, en breve, todos los españoles vamos a tener que pagar, no sólo por las autopistas de peaje, sino por todas las autovías. Y no son los exagerados 1.500 kilómetros liberados sino más de 15.000.
Hay que tener cara. Primera receta: arreglar las carreteras españolas. Dos: el modelo debe ser, bajo cualquier fórmula, que quien paga, usa y quien no usa, no paga. Eso es lo justo.