Es curioso, pero en 2020, el porcentaje de acciones que estaban en manos de familias aumentó, mientras las que estaban en manos de fondos, disminuyó. No son variaciones muy grandes, pero sí supusieron un cambio de tendencia. Menos fondos y más familias, lo contrario de lo que había sucedido durante años.

Así, en diciembre de 2021, el 17,1% de la bolsa española estaba controlada por familias, el mismo porcentaje que en 2020 y 1% superior al de 2019, antes de la pandemia. Por el contrario, el porcentaje en manos de fondos descendió hasta el 48,8%, frente al 49,9% de 2020 y el 50,2% de 2019, año en el que marcó el máximo histórico, según el Informe sobre la propiedad de las Acciones cotizadas, publicado este jueves por BME.

Lo importante es la tendencia, pero el 17,1% es demasiado bajo y el 48,8 demasiado elevado. Que prácticamente la mitad de la bolsa española esté en manos de fondos -la gran mayoría extranjeros- no es algo positivo y menos en ahora que algunos de ellos se han vuelto activistas. Los fondos no realizan una labor social: solo buscan su beneficio y si para ello hay que trocear una compañía y echar a la mitad de la plantilla, se hace y punto.