Repsol está tranquila y mantiene su actividad en Venezuela, donde recibe petróleo como pago de la deuda contraída por su petrolera estatal (PDVSA), porque el verdadero pulso geopolítico está entre EEUU y Rusia. En concreto, la compañía que preside Antonio Brufau tuvo en el país con más reservas del mundo una producción media de 62.059 barriles equivalentes de petróleo al día y de 110,1 Bscf (miles de millones de pies cúbicos) diarios de gas, según datos a 31 de diciembre de 2018.

Esta situación no ha cambiado, aunque las cifras se actualizarán cuando se conozcan los resultados correspondientes a 2019 el próximo jueves. Y todo ello, a pesar de que la petrolera española ha vuelto a ser mencionada en una rueda de prensa del encargado del Departamento de Estado para Venezuela, Elliott Abrams, donde informó de la decisión de imponer sanciones a la filial de la petrolera rusa en dicho país, Rosneft Trading.

Abrams ha señalado que “Repsol siempre ha cumplido las leyes de EEUU y las sanciones de EEUU en todas sus actividades”. También ha recordado que “en nuestras conversaciones previas con representantes de Repsol, esta siempre ha dicho que son una compañía global que cumple con las leyes en todas partes”. Sin embargo, Abrams no descarta que “algunas actividades de Repsol tengan que cambiar, y eso sería también cierto para otras compañías petroleras extranjeras en Venezuela”. Eso sí, en el entretanto, calla sobre Chevron, que tiene una presencia igual o superior en dicho país a la de la petrolera española.