• El grupo yihadista que lidera Abú Bakr al Baghdadi también atacó recientemente las sedes diplomáticas de Corea del Sur y Marruecos.
  • El yihadismo campa a sus anchas en Siria, Libia e Irak favorecido por el error de la política exterior de EEUU: cargarse el orden establecido en la zona.
  • Y ese yihadismo se extiende como la pólvora: tanto en Libia como en Nigeria (Boko Haram) los grupos yihadistas han prestado juramento de fidelidad al Estado Islámico.
En Hispanidad ya hemos contado que la política exterior de EEUU ha conseguido cargarse -o está en ello- el orden en los únicos países de mayoría musulmana donde se respetaba la libertad religiosa y de culto: Siria (con Bashar Al Assad), Libia (con Gadafi) y casi lo logra en Egipto (con el derrocamiento de Hosni Mubarak). En todos estos países había dictadores, pero al menos se respetaba el culto cristiano. Además, la fallida intervención occidental, y sobre todo estadounidense, ha propiciado el caos en Irak, con el auge del Estado Islámico, al igual que en Siria y también en Libia. En este último país, recordemos, en octubre de 2011 la OTAN -por iniciativa del entonces presidente francés, Nicolas Sarkozy, y el americano, Barack Obama- comenzó a apoyar con bombardeos aéreos a los rebeldes para derrocar el régimen dictatorial de Muammar Gadafi. El objetivo era ayudar al levantamiento popular de la 'primavera árabe', lo que ha traído, a la postre, una situación de caos y de guerra civil permanente en el país, con la llegada incluso del Estado Islámico. Ese es el contexto en el que se sitúa el ataque con explosivos a la Embajada de España en Libia en la medianoche del lunes al martes por parte del grupo terrorista Estado Islámico y que, afortunadamente, solo ha causado daños materiales de pequeña importancia en el edificio. Decimos afortunadamente porque España evacuó en julio de 2014 al personal diplomático en Libia debido al agravamiento de la situación de seguridad en Trípoli, por lo que en la Embajada queda actualmente un grupo muy reducido de personal trabajando. Pero el contexto es el de la declaración de guerra del yihadismo contra Occidente, y muy especialmente contra lo cristiano. Sin ir más lejos, el grupo que lidera Abú Bakr al Baghdadi también atacó recientemente las sedes diplomáticas de Corea del Sur y Marruecos. El primero de ellos se saldó con la muerte de dos guardias libios de la legación, mientras que en el segundo no hubo que lamentar víctimas. Y ese yihadismo se extiende como la pólvora: tanto en Libia como en Nigeria (Boko Haram) los grupos yihadistas han prestado juramento de fidelidad al Estado Islámico. Se avecinan tiempos difíciles para Occidente. Andrés Velázquez andres@hispanidad.com