En el Mundial de fútbol recién terminado la FIFA prohibió sacar imágenes de chicas guapas en las retrasmisiones televisivas: eso es machismo. En el entretanto, en España, Podemos y Podemas pretende (singular, se trata de un solo partido) prohibir los piropos por la misma razón: es puro machismo. Al parecer, a las feas les preocupa el sexismo pero, sobre todo, que su fealdad resalte más ante la belleza de las bellas. Es la venganza de las feas: que las guapas no se vean. Es el feminismo, que nació con la barbaridad de la anticoncepción y acaba en el ridículo de la envidia. Europa, con España a la cabeza, con el gobierno Pedro Sánchez a la vanguardia del movimiento, ha caído en el ridi-feminismo. En breve, que de un Mundial hablamos, puede caer en el ridículo el mundo entero.

Diccionario de la lengua feminista de doña Carmen Calvo: Carmen Posadas teme que “nos tomen por locas”. ¿Por qué lo dirá?

Pero nadie se atreve a decir que el emperador va desnudo. Y que el traje del feminismo, al parecer fabuloso y revolucionario, no existe y no hace sino mostrar la desnudez de la envidia, de la propia mezquindad, incapaz de admirar otra cosa que a sí mismo (o misma).

Y entonces surge la campeona del feminismo en el gobierno Sánchez, vipresidenta Carmen Calvo Poyato, y ordena, -quiero decir, sugiere- a la Real Academia Española de la Lengua, una versión del Diccionario DRAE en versión feminista. Lo que seguramente aumentará mucho el número de páginas porque, entre otras cosas, debería titularse  diccionario-diccionaria. Y, a lo mejor hasta precisa de un tercer palabro, ‘diccionarie’, que es la nueva moda de la ideología de género para imponer la “visibilidad trans”. Sí, lo masculino  termina en ‘o’, lo femenino en ‘a’ y lo trans en ‘e’. Y que se las arreglen los académicos con las desinencias múltiples.

En breve, el Gobierno Sánchez solicitará al Vaticano una revisión del Catecismo en clave feminista

Tanto es así que la muy progre, pero con más sentido del ridículo, escritora Carmen Posadas, teme que con tanta memez “nos tomen por locas”. No tengo ni idea qué le ha podido evocar semejante temor.

Y ya, a la vicepresidenta Calvo Poyato sólo le queda exigir al Vaticano una revisión, en clave feminista, del Catecismo de la Iglesia y de la Biblia, obras ambas donde el sexismo, el machismo, y la ausencia de igualitarismo claman al Cielo. Precisamente al Cielo.

El feminismo ha caído en le ridículo, el Gobierno Sánchez también… pero no es necesario que nos arrastre a todos hacia el precipicio. Al menos, que nos arrastre hacia la dictadura pero no hacia la horterada ni hacia la pedantería. Eso sería horrible.