Endesa ha seguido aumentando su elevado apalancamiento, que en los nueve primeros meses ha cerrado en el 86,79%, frente al 81,37% del cierre del año pasado. Este dato supera al del primer semestre (86,01%) y se obtiene al dividir la deuda financiera neta, que ha sido de 7.407 millones de euros (+16%), entre el patrimonio neto, que se ha situado en 8.534 millones (+8,9%).

Y esto no es bueno, a pesar de que ha multiplicado por nueve su beneficio neto, hasta los 1.511 millones, y que será lo que más se destaque de sus resultados. Esta cifra se ha disparado respecto a la de hace un año (176 millones) por diversos extraordinarios: entre ellos, el hecho de que no ha tenido un deterioro contable en sus activos (que se dio al adelantar el cierre de sus plantas de carbón en la Península Ibérica) y de que se ha revertido una provisión por determinados beneficios sociales al entrar en vigor el V Convenio Colectivo, cuya negociación supuso un largo conflicto laboral que no ha terminado: CCOO lo ha impugnado recientemente ante la Audiencia Nacional.

Reduce ligeramente producción y capacidad instalada por el cierre de térmicas y que aún no se compensa con más renovables. También reduce un 10% sus ventas de energía y 100.000 clientes eléctricos

Esta provisión ha aportado 515 millones al Ebitda de Endesa y 386 millones al beneficio neto. Mientras que la provisión correspondiente a la salida de personal realizada en el primer trimestre ha supuesto un descenso de 159 millones y de 119 millones en dichas magnitudes, respectivamente. Además, en el tercer trimestre ha habido unas provisiones de 213 millones para personal afectado por el plan de descarbonización, por lo que en total, hasta septiembre, el efecto neto de las provisiones ha sido de 143 millones positivos.

El Ebitda de la energética que controla en un 70% la italiana Enel se ha situado en 3.136 millones (+8,8%). Estima que el impacto del Covid-19 será de 81 millones, tan sólo uno más de lo que preveía en el primer semestre, por lo que no afectará en nada al dividendo, que se mantiene con un pay out del 100% del beneficio ordinario neto (1.700 millones, un 38,4% superior). Y todo ello a pesar de que la demanda energética ha caído un 6%, a 176 teravatios hora (TWh), y el precio medio del pool ha bajado un 36%, a 31,9 euros/megavatios hora (MWh). 

Endesa ha tenido una producción de 34,5 TWh, de la que el 85% ya ha sido libre de emisiones de CO2, frente a los 37,5 TWh de hace un año: ha aumentado la de energías renovables, aunque ha bajado ligeramente la nuclear y la térmica. Por su parte, la capacidad instalada ha pasado de 18,3 gigavatios (GW) a 17, pues el descenso en térmicas aún no se ha podido compensar con el crecimiento en renovables y cuenta con una cartera de proyectos verdes de 25,7 GW, de los que el 65% son de tecnología solar. Eso sí, la compañía ha reducido sus ventas de energía un 10% a 66,4 TWh y ha reducido ligeramente su cifra de clientes eléctricos, que ha pasado de 10,6 millones a 10,5 millones, en concreto por el descenso en liberalizados (de 5,8 millones a 5,7) debido al aumento de la competencia. Mientras los clientes en gas han subido un 1,2%, hasta 1,67 millones, con aumentos tanto en el segmento regulado como en el liberalizado.