Dos buenas noticias para el mundo. Estados Unidos se repliega en Siria, porque Donald Trump considera que el califato islámico ha sido vencido. Y sí, lo ha sido, pero por el sirio Bashar al-Asad, por los malvados iraníes chiitas y, sobre todo, por el apoyo de la Rusia de Vladimir Putin.

Occidente, en particular ese desastre que era el presidente Obama -aunque tampoco Trump ha estado fino en este punto- decidieron que Asad era el malo y se dedicaron a inventarse presuntos rebeldes democráticos que luego no eran otra cosa que yihadistas del Estado Islámico. Debieron haber juzgado a Bashar al-Asad por su respeto a la libertad religiosa de los cristianos en Siria, que es la clave actual para conocer un régimen. Y resulta que don Bashar sí respetaba esa libertad de culto de los cristianos.

Bashar al-Asad sí respetaba la libertad religiosa de los cristianos de Siria

Ahora el ejército norteamericano se marcha de Siria, lo que supone que deja manos libres a Putin en el país. Todos se lo agradecemos, porque, en este caso, que no en otros, Putin tenía razón y Occidente (tanto Europa como EEUU) andaba errado.

Al mismo tiempo en la tarde-noche europea del miércoles 19, el Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, según sus siglas en inglés), el poderoso minicomité de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), el fabricante de la moneda más importante del mundo, decidía subir los tipos de interés, es decir, el precio oficial del dinero, hasta el 2,5%. Contra el parecer de Donald Trump, que no deja de ser un empresario acostumbrado a invertir con deuda, el presidente de la Fed, Jerome Powell (en la imagen) se ha atrevido a terminar con la era del dinero barato, que es dinero fácil. En definitiva, la era en la que se trabaja con “el dinero de los demás”. Trump ha conseguido el nivel de paro más bajo de toda la historia de los Estados Unidos, así que este era el momento idóneo para subir el precio del dinero y para empezar a terminar con el océano de liquidez en el que se mueve la economía mundial y que nos ha abocado a una devaluación del conjunto de la economía mundial. Porque no se trataba de producir bienes y servicios sino de producir dinero. Al final, ese océano de liquidez nos ha llevado a la crisis permanente: ¡Bien por Jerome Powell!

En cualquier caso, que los soldados norteamericanos se replieguen en Siria y que Powell se haya atrevido a subir el precio del dinero (a ver si ahora Mario Draghi le secunda en Europa) son dos buenas noticias para el mundo.