Consejo de Ministros del martes 12 de mayo. Se supone que para aprobar la prórroga de los ertes hasta el 30 de junio y para obligar a los extranjeros que viajan a España a pasar una cuarentena de 2 semanas.

Comparecen María Jesús Montero y el ministro Salvador Illa, dos estrellas mediático-sociales.

Horas antes, el doctor Fernando Simón, la mayor de todas las estrellas del firmamento patrio, nos explicaba que aunque los contagios siguen creciendo y las muertes han repuntado, las cosas evolucionan maravillosamente bien. Y el ministro Illa iba más allá: “Hemos conseguido controlar la epidemia”, así sin despeinarse. Falso: nuestro cuerpo es el que ha conseguido que la pandemia remita. Y tampoco se ha controlado tanto, dado que no acaba de remitir.

Además, cada vez que el Gobierno miente sobre el éxito de su gestión habrá que recordarle que seguimos siendo el país con más infectados por habitante y con más muertos por habitante: la farsa continúa.

Sin duda, la mejor pregunta de la tarde correspondió a una periodista que preguntó a María Jesús Montero si, tras tanto esfuerzo pedido a los ciudadanos no estaban ellos, los políticos, dispuestos a poner algo a cambio, por ejemplo, citó, como quien no quiere la cosa: reducir el número de políticos o reducirse el sueldo.

Y entonces fue cuando ‘Marisú”, dio el dó de pecho como sólo los grandes trileros saben darlo: Se refirió a que los hombres públicos “están prestando un servicio político, están poniendo lo mejor de sí mismos, sin escatimar horas”.

Y ya lanzada, Marisú pensó que la mejor defensa era un buen ataque y, en referencia a ciertos malandrines, muy al pelo, se supone que a Vox, aseguró que quien osaba criticar a los políticos no hacía otra cosa que “populismo”.

Pedro Sánchez continúa utilizando el miedo y el generalizado síndrome de Estocolmo creado por el virus y por el confinamiento

Para concluir nos habló de “la importancia de lo público” y se refirió al esfuerzo de los sanitarios. La verdad es que el periodista no había pedido una reducción del número de funcionarios sanitarios sino del número de políticos, que es otra cosa pero buena es mi Marisú.

Para entendernos, que no se va a utilizar el coronavirus para reducir el número de políticos. Los ciudadanos les necesitamos.

No tenía nada que ver con el Consejo de ministros, pero Pedro Sánchez ha parlamentado, telemáticamente, con Inés Arrimadas, líder de Ciudadanos, quien, según Montero y según ‘wasp’ -estamos a la última- enviado por la Secretaría de Estado de Comunicación, ambos se han mostrado dispuestos a firmar más alianzas para luchar contra el coronavirus.

O sea, un doble aviso, en el mejor estilo Vito Corleone, de Moncloa: a los indepes catalanes y vascos (sí, incluyo entre estos últimos al PNV) en el sentido de que no os necesito tanto como pensáis. Un segundo aviso-amenaza a Pablo Casado: te voy a quitar Madrid y no vas a librarte de la chepa de Ciudadanos porque yo le voy a mantener enhiesto, como un cadáver sin enterrar. 

Más noticias. Los extranjeros que vengan a España tendrá que guardar cuarentena de 14 semanas. Curioso: mientras Italia intenta crear un pasillo turístico con Francia, Italia y España, aquí vamos a exigir cuarentena de 14 semanas. Pero no pasa nada, Marisú, al quite, le respondió a un corresponsal británico que los turistas encontrarían en España la mejor de las acogidas y un sistema sanitario modelo. Es justo en lo que piensa el turista que paga una estancia en España: que tiene un servicio médico bonísimo.

“Hemos conseguido controlar la epidemia”, asegura Illa. Falso: nuestro cuerpo es el que ha conseguido que remita. Y tampoco se ha controlado tanto

Mientras, el hartazgo sobre el confinamiento se apodera de una España histérica y a punto de estallar, dispuesta a gritar aquello de “hasta aquí hemos llegado”. Madrid se está convirtiendo en el centro de la protesta y Vox, que por fin ha vuelto donde debía prepara una manifestación de coches contra un confinamiento que ha arruinado la economía de las familias y destrozado su estabilidad emocional… por decirlo de alguna manera.

Pero ojo, Pedro Sánchez continúa utilizando el miedo y el generalizado síndrome de Estocolmo creado por el virus y por el confinamiento. Y la cosa le sigue funcionando, Todavía hay una buena porción de españoles que, atenazados por el miedo a morir y presos de la histeria, se dedican a hacer de delatores de sus vecinos mientras una clase periodística exige aún más dureza contra ‘irresponsables’, ‘incívicos’ e ‘insolidarios’… que podrían matarme. Ya saben: “Y la puta iglesia abierta”. Esa porción de ciudadanos constituye la fuerza de choque de Pedro Sánchez.