Sr. Director:

Hoy no importa tanto la verdad de las cosas y las personas, sino si aquello convence. En esta situación ¿Cómo hacer creíble a Jesús y su Evangelio? ¿Con ideas, con doctrinas? Poner en marcha tan solo ideas nos pone al mismo nivel que las otras ideas que están en circulación y, muchas veces, esas otras ideas son mucho más atractivas que las nuestras, porque, las más de las veces, son cómodas y presentan todas las facilidades para adherirse a ellas. No nos engañemos, sigue pegando lo oriental y la new age.

Además, se va poniendo en circulación cierto carácter esotérico que resulta muy atractivo, y conecta además con una espiritualidad poco comprometida, un “espíritu sin Dios” y sin responsabilidades. La verdad no es lo más importante. En un mercado religioso, que es lo que hoy se lleva, si nos ponemos a competir con todo tipo de ideas raras, tenemos todas las de perder. Pero tampoco podemos consolarnos y decir que nosotros tenemos o estamos en la Verdad, sencillamente porque hemos de usar las armas de Dios para defenderla y, como no lo hacemos, la Verdad acaba debilitada o desaparecida. Pero ¿cómo lo hacemos?