Arcadi Espada se ha pegado con Risto Mejide. Algo lamentable que, sin duda, habrá hecho aumentar la audiencia. Mejide es uno de esos ególatras a los que algunos no soportamos y otros admiran. Porque el ególatra, desgraciadamente, tiene muchos seguidores en un país como España, donde la soberbia –Ortega dixit– es la marca corporativa.

Es decir, lo de Risto es lo habitual. Ahora bien, Espada defendía, más menos, que la gente que tiene hijos retrasados, financie su cuidado. En primer lugar, ya lo hace.

En segundo lugar, su opinión me parece igual de mal. Por muchos matices que se le ponga, sigue siendo una muestra de una de las características más feroces de esta sociedad: no tenemos paciencia con la debilidad. No soportamos al débil, entre otras cosas porque sólo estamos pendientes de nosotros mismos.

Además, si una mujer está embarazada de un niño son síndrome de Down, ¿cuál es la alternativa, Espada? ¿El aborto, es decir, la muerte?