• Abril ha conseguido que nadie crea ya en la empresa. Mejor hubiera sido sanear en silencio la etapa Monzón.
  • Y Telefónica se inhibe. No está dispuesta a cargar con el saneamiento. Además, Martorell no acepta reportar a Pallete, sólo a Alierta.
  • ¿Telefónica e Indra convergerán? Demasiado pronto para saberlo, pero recuerden que a Martorell le nombró Alierta, de acuerdo con el Gobierno.
Fernando Abril-Martorell (en la imagen), presidente de Indra, ha conseguido desprestigiar a su propia empresa hasta el punto de que ya nadie cree en ella, ni el mercado ni los directivos de la compañía. Mejor hubiera sido sanear en silencio, sin el estrépito armado para desprestigiar la imagen del anterior presidente, Javier Monzón. Y es cierto que la etapa Monzón adolecía de cifras infladas, una burbuja que había que pinchar. Y así, la primera vez que Abril anuncia que modificaba el balance la bolsa lo recibió con júbilo. Lo mismo ocurrió una segunda vez, pero la tercera el mercado se derrumbó. Estaban hartos de la herencia recibida y ahora quieren saber cuál es el plan de negocio de Abril Martorell. El que presentó en la Junta era poco menos que un bosquejo un poco tonto. Y es que, como asegura un buen conocedor de Indra, "lo importante es construir". Abril es un buen financiero pero romo a la hora de pergeñar un plan estratégico. Hoy nadie sabe en la compañía cuál es el rumbo a seguir. Cuando llegas a una empresa es posible que tengas que cesar, pero cesar sin sustituir no parece de recibo. Puedes sustituir al cesado con gente de dentro o de fuera, pero debes sustituirlo por alguien. Vamos, digo yo. Y lo cierto es que Telefónica se inhibe de la marcha de Indra, al menos del día a día. Como saben, Martorell fue nombrado presidente de Indra a petición de Telefónica y de acuerdo con el Gobierno, Ministerios de Defensa y de Hacienda. Un detalle. Telefónica no tiene ninguna prisa en aumentar su presencia en el capital (ahora mismo tiene un 4%) cuando el Gobierno quería que se convirtiera en el primer accionista, a ser posible comprándole parte de su porcentaje (20%) al Ejecutivo. Además, están los personalismos. Martorell se niega a despachar con José María Álvarez Pallete, el primer ejecutivo de Telefónica. Prefiere con el presidente Alierta. Y Alierta no considera a Indra una prioridad. En cualquier caso, dos tareas pendientes para Martorell:
  1. Que deje de desprestigiar a su propia compañía a cuenta de la herencia recibida.
  2. Que presente de una vez un programa de negocio creíble.
A Abril se le dan mejor los gastos que los ingresos. Entre otras cosas porque, de otra forma, el PP puede no repetir en el Gobierno y el equipo de Pedro Sánchez, quizás por joven, es más sectario que el de Mariano Rajoy o que el del propio Zapatero. Eulogio López eulogio@hispanidad.com