Decíamos en Hispanidad que los verificadores no denuncian los hechos falsos sino que censuran a los discrepantes. Pues, miren por dónde, más o menos es lo que ha corroborado un experto en el mundo de las redes sociales, el mismísimo Mark Zuckerberg. El dueño de Facebook -que de censura sabe mucho- ha reconocido en una entrevista que los "verificadores de información" de Facebook censuraron información que resultó ser cierta durante la pandemia y que eso dañó la confianza de los usuarios con su plataforma.

No hay que olvidar que el primer año del coronavirus trajo sorpresas que nada tenían que ver con la propia pandemia. Y es que Zuckerberg acabó cediendo al chantaje de George Soros… y todo ello, a pesar de que el filántropo nacionalizado estadounidense y de origen húngaro llegara a señalar que “Zuckerberg debería ser removido del control de Facebook”, durante una cena en Davos (Suiza), en febrero del año pasado. ¿El motivo? Soros argumentó que el CEO de Facebook había ayudado a Donald Trump a ganar las elecciones en 2016 y estaba convencido entonces que haría lo mismo en 2020. Sin embargo, después de unos meses, Facebook, Youtube y Twitter firmaron la paz con los grandes anunciantes mundiales, que retiraron su publicidad en verano (más de 1.000 firmas lo hicieron) para protestar por la inacción de la red social ante lo que ellos consideraron mensajes de odio tras la muerte de George Floyd.

Recuerden que en plena pandemia de Covid, Google censuraba a través del ‘my money, my life’… ‘Mi Money’ significa que no te podías meter con las grandes empresas. ‘Mi Life’, que acerca del Covid no podías manifestar la menor sospecha fuera de lo políticamente correcto.

Y luego están los verificadores que van a ver si te pillan. Es decir, que les preocupa más el rigor que la verdad. Y naturalmente, su muy científica y subvencionada labor es considerada palabra sagrada por los Google, Facebook y Twitter, que actúan de censores. Todo lo que no sea consenso progre -feminismo, animalismo, cristofobia, ideología de género, sostenibilidad, inclusión, reescribir la historia- será censurado, no existirá.

Y al censurar según las consignas de lo políticamente correcto, castigan a quienes discrepan del Nuevo Orden Mundial (NOM). Por ejemplo, a los católicos y, hablando del Covid, a los que consideran negacionistas. 

Los verificadores de hoy son los censores de ayer. Bueno, son peores, porque además del lápiz rojo pretenden imponer lo que no pretendían los censores del antiguo régimen, el pensamiento único, lo políticamente correcto. 

La lucha contra el bulo se ha convertido en el gran bulo del siglo XXI... y en un negocio con mucho margen. Y si no, que se lo pregunten por ejemplo a Ana Pastor, propietaria de Newtral