Sigan a la Fundación CARF y estarán colaborando activamente, y de verdad, en mejorar el mundo
El Centro Académico Romano Fundación, impulsado por el beato Álvaro del Portillo, del Opus Dei, destinó 5,69 millones de euros a la formación de sacerdotes y seminaristas en 2022, según se desprende de su memoria anual publicada recientemente. Esto es, destinó el 66,2% de sus recursos (8,59 millones de euros), a esta labor tan importante en los tiempos que corren.
Porque, en plena batalla eucarística, en la que nos jugamos -además de verdad- el futuro de la Iglesia y de la civilización, resulta crucial que ninguna vocación sacerdotal se quede por el camino por falta de medios materiales que, sin ser los más importantes -es mucho más decisiva la oración por esas vocaciones-, son imprescindibles. En 2022, un total de 1.254 alumnos, de 79 países de los cinco continentes, se pudieron beneficiar de las becas del CARF.
Porque, como bien dijo san Josemaría Escrivá, fundador del Opus Dei, estas crisis mundiales son crisis de santos. Y aunque la santidad es cosa de todos los bautizados por igual, los sacerdotes tienen una misión insustituible: perdonar los pecados en nombre de Dios y hacer realidad la eucaristía, esto es, traer a Jesucristo ante el resto de los hombres, bajo las especies de pan y de vino. Casi nada.
Por todo esto -es más lo que no vemos que lo que vemos-, merece la pena seguir a la Fundación CARF, que no recibe ninguna ayuda pública y se financia únicamente gracias a aportaciones privadas.