Allí en San Pedro, estaba el Padre Ángel, de uniforme -con corbata, que no con alzacuellos- con su fotógrafo de cámara. La viva imagen de la Iglesia de los pobres, que es en lo que estamos y en lo que no deberíamos estar. Verán: convertir a la Iglesia de Cristo en una ONG no es una buena idea porque, -como ONG, o como sustituto del Estado- la verdad es que la Iglesia vale bien poco, lo hace fatal.
Es igual, los tópicos triunfan si los apoya la mayoría, no si son reales. Estamos en la Iglesia de los pobres, una expresión que no dice nada pero que siempre se impone.
Francisco no tocó la teoría pero alguno de sus seguidores se empeñan en destruir la práctica, aprovechando, no la doctrina de Francisco, sino sus gestos
¿Iglesia de los pobres? ¡Ya está! Echemos a los alemanes, que son los únicos ricos de la Iglesia, y creemos una nueva iglesia en Teutonia... que no recibirá un euro del Estado. Los obispos alemanes han aprovechado la muerte de Francisco para exponer un ritual, no ya de bendición a las parejas homosexuales, que Francisco no supo, no pudo o no quiso atajar, sino a cualquier pareja, heterosexual u homosexual, esté casada o no. ¿Y por qué hacen esto, justo ahora, en pleno cónclave? Pues por y para molestar, naturalmente..
Las ONG se preocupan, creo, de los pobres impecunes, la Iglesia de Cristo busca pobres de Espíritu, que no es exactamente lo mismo. Entre otras cosas porque como ya he dicho, como ONG, la Iglesia es un poco desastre. Y también, porque una cosa es la santa pobreza y otra la puta miseria.
¿Iglesia de los pobres? ¡Ya está! Echemos a los alemanes, que son los únicos ricos de la Iglesia y creemos una nueva iglesia en Teutonia... que no recibirá un euro del Estado
Ahora bien, ¿significa esta Iglesia de los pobres que el Papa Francisco haya cambiado la doctrina de la Iglesia? No, en ningún caso, pero como decía un amigo mío muy malvado: "Francisco no ha cambiado la teoría, ha cambiado la práctica ".
No es cierto, pero sí lo es que algunas condescendencias del Papa fallecido dan pábulo a pensar que fue así, porque se prestan a una confusión, por ejemplo, cuando se refería a casos como la que pude escuchar días atrás en un programa de televisión. Entrevista a un capellán penitenciario, amigo de Francisco, muy preocupado por sus reclusos -y eso honra al Papa, que conste-, que insistía en las eucaristías que celebraba en la cárcel -sin duda, algo que debe hacerse-... pero el susodicho capellán mostró cierto cansancio, muy poco franciscano ante condiciones exigidas para una buena comunión, "como esa de estar en Gracia de Dios". Porque claro, argumentaba, la primera eucaristía se celebró con uno de los fieles, Judas Iscariote, que no debería andar muy limpio de alma.
Un argumento riguroso y falso a un tiempo, que sólo cuela si olvidamos la sentencia de Cristo: "más le valiera a ese hombre no haber nacido". Seguro que nuestro capellán no desea eso para sus reclusos.
Francisco no tocó la doctrina e incluso en algunos aspectos de ella, por ejemplo en el amor a la Eucaristía, y en otros que tomó prestados de sus dos antecesores -San Juan Pablo II y Benedicto XVI- o de Santa Teresa de Lisieux, su 'práctica' voló muy alto. Él pretendía calmar a las fieras surgidas de una iglesia a la deriva, pero me temo que a las fieras no se las calma con música, sino con mano firme.
Fueron sus gestos, la epidermis de su Pontificado, la que hizo que algunos aprovechados y muchos despistados utilizaran su presunta doctrina para prorrumpir en las más sonoras sandeces cuando no en bestialidades.
De ahí que lo peor de Francisco sea ese ambiente eclesial que ha hecho expresar a uno de los participantes en el cónclave que ahora, tras el fallecimiento del Papa argentino, es "cuando debemos recuperar la normalidad".