No hay duda, el feminismo queer se ha convertido finalmente en la correa de transmisión de la cultura woke. Reúne en sí mismo todos los condicionantes, como las emociones alteradas para provocar los choques necesarios para fragmentar a la sociedad. El feminismo tal y cómo se presenta en nuestras vidas no es esa esperanza de luz que sus proselitistas instigadores pretenden vender, entre otras cosas porque si así fuera se les acabaría el negocio, es decir, su razón de existir. En la cultura woke, el feminismo erizado y áspero, enfadado y sectario, busca o provoca siempre la gasolina adecuada para que el incendio nunca se apague.

Es el caso del verano 2023, henchido de situaciones graves como las de las elecciones, las negociaciones infectas del gobierno, la España quebrada, la fractura sociológica por un inevitable ambiente guerracivilista a manos del reaccionario frente popular instigado por parte de la clase política, y una derecha flácida y progre a la que le han comido el pastel mientras miraban pasar las nubes… Pues todo esto ha pasado inadvertido para los españoles mientras sesteaban en la hamaca de la playa preocupados por Daniel Sancho, el descuartizador de Taiwán, las tetas de Amaral y el pico de Rubiales. Todo propagado desde la irresponsabilidad de los medios de comunicación que cobraron lo suyo para no hacer su trabajo y convertirse en la voz de su amo siguiendo según qué y cuándo desde ciertas directrices presupuestarias.

La familia no es un contrato de comuna ni mercantil, es una vida de compensaciones que se dan porque se ama, no porque “Me toca” o no… ¡Sigamos gastando dinero en inutilidades mientras salen violadores a la calle!

El feminismo maneja la opinión pública a sabiendas del daño que hace al bien común, que ni le interesa y ni mucho menos lo desean. Tienen la superioridad moral que les permite hablar en nombre de todas las mujeres con absoluta desvergüenza y en contra del hombre con odio. Y todo  gracias a un enorme presupuesto para derrochar en propaganda cara e inútil o aplicaciones tecnológicas, también muy caras como la aplicación “Me toca”, que ha costado ponerla en funcionamiento 211.750 €, que hemos pagado entre todos. Un APP que pretende dividir las jornadas de trabajo doméstico de forma que todo se reparta en partes iguales, pero que lo que parece ser justo como fregar, tender o planchar mitad a mitad, solo es justiciero, porque en la familia la vida no es un reparto de tablas de acción si no la complementariedad entre marido, mujer e hijos, cada uno según sus capacidades, habilidades y tiempos posibles de dedicación. Y esto porque la familia no es un contrato de comuna ni mercantil, es una vida de compensaciones que se dan porque se ama, no porque “Me toca” o no. Por cierto, a la hora que se escribe este artículo, después del dineral gastado, anunciado a bombo y platillo, apenas se han realizado 10.000 descargas, 773 comentarios y una valoración de los usuarios de 1,8 sobre 5. ¡Sigamos gastando dinero en inutilidades mientras salen violadores a la calle!

El feminismo es una de las religiones globalistas más transversales e impuestas desde los gobiernos socialdemócratas, pero no la única. También está, por ejemplo, el cambio climático

La señora Irene Montero, y sus compañeras de la cueva de Alí Babá, no hacen lo que hacen porque esté bien o mal, su objetivo no es moral. Estas empoderadas de sueldos millonarios, hacen lo que hacen porque son la pieza útil del momento para ideologizar a la sociedad desde un ministerio que se torna cada día más inútil y que miente incluso desde su propia denominación de Igualdad. Por el congreso han pasado otras que ya lo hicieron antes, como por ejemplo Bibiana Aído – actualmente colocada en ONU mujeres con un sueldo de por vida como gratificación por el trabajo desempeñado en España en 2010 desde el Ministerio de Igualdad-; siempre chicas jóvenes y monas, intelectualmente de perfil bajo para que no piensen demasiado en lo que deben decir o hacer, y con un guión pre escrito en sus manos y la cabeza llena de ocurrencias que salen a borbotones por el surtidor del sectarismo que le han inoculado y, que ellas comprenden mejor que nadie, que es lo que les da de comer. Así, tras la dimisión de Luis Rubiales llegará un nuevo presidente que se ajuste más al canon oficialista e ideológico, alguien que comulgue con las ruedas de molino feministas, el cambio climático, y el equipo "nacional catalán" de fútbol y la amnistía, claro, cualquier cosa antes de que se repita la persecución de brujas que acabamos de vivir.

El feminismo es una de las religiones globalistas más transversales e impuestas desde los gobiernos socialdemócratas, pero no la única. Porque la estrategia para dar juego sociológico es que existan varios frentes que afectan a los ciudadanos de forma desigual, pero que afectan. Por ejemplo, también el cambio climático ha ejercido y ha puesto en marcha su maquinaria para contraer el corazón de los ciudadanos. Nos han atiborrado de cambios climáticos anunciando el apocalipsis: primero con olas de calor de 40 grados en España en verano, ¡fíjese usted qué raro! y después las danas, lo que de toda la vida se ha denominado gota fría y que todos los habitantes de levante conocen bien de toda la vida. Y todo esto bien aderezado con supuestos actos de violencia machistas y también alguno que otro acto de violencia feminista, pero estos nunca llegan a las rotativas de los medios.

Contra el totalitarismo blando (Libros Libres) Franc. José Contreras. El totalitarismo blando no tortura al disidente, ni lo recluye en Siberia o Auschwitz, ni lo asesina. Es más sutil. A todo aquel que se muestre discrepante con las consignas del Poder se le cancela, se le invisibiliza, se le ridiculiza y se busca destruir su reputación por medio de las consabidas etiquetas (machista, racista, homófobo…), o se le expulsa de su empleo o cargo público y de esto tenemos pruebas recientes.

Sentimentales, ofendidos, mediocres y agresivos (Sekotia) Juan Carlos Girauta. Vuelvo a recurrir a este estupendo ensayo que no ha envejecido nada desde que saliera en 2022 y sus 2 ediciones publicadas. Es más, cada vez que los directores ideológicos aparecen en escena señalando quién es quién y repartiendo carnets de demócrata o fascista, le restan edad al texto. Un libro sin duda que hay que tener en la sección de tu librería doméstica entre los que “hay que volver a leer”.

La Izquierda: Utopía, praxis y colapso (Almuzara) Javier Flores Fernández-Viagas. La historia de la izquierda es la historia de sus utopías y su posterior adaptación a un nuevo tiempo histórico en el que estas desaparecieron. Tras la Segunda Guerra Mundial, en esa Europa postideológica, la izquierda sustituyó los ideales por la praxis, el proyecto social por la reivindicación colectiva, los derechos sociales por los derechos civiles, lo universal por lo particular…