
Desde Hispanidad hemos alertado en numerosas ocasiones de la creciente y peligrosa moda de los vientres de alquiler. Debemos recordar que la ONU ya ha dejado claro que su objetivo es que la gestación subrogada también tiene que ser un derecho. Debe considerarse parte de la “planificación familiar integral” y, potencialmente, como un derecho humano.
El informe de la ONU señala la subrogación, junto con la adopción y el acogimiento, como una forma de que los servicios puedan “adaptarse a diferentes sexos, géneros... orientaciones y expresiones sexuales”, entre otras categorías. También dice que "el apoyo financiero para tratamientos de fertilidad, maternidad subrogada, adopción y congelación de óvulos puede ampliar las opciones de las mujeres y ayudarlas a prosperar en el lugar de trabajo".
Y habla de la “justicia reproductiva”, cuyos tres valores fundamentales incluyen: “el derecho a tener un hijo, el derecho a no tener un hijo y el derecho a criar a un niño o niños en entornos seguros y saludables”.
Si miramos en España la cosa no pinta mejor. La UNED, universidad pública, ha llegado a organizar cursos sobre vientres de alquiler por "el trato discriminatorio que sufren aquellos individuos con problemas de infertilidad". La gestación subrogada es una práctica ilegal en España, pero una universidad pública española trata de blanquear el asunto, por lo que podemos esperar que esto sea sólo el principio, y que nuestro país se dirige a regularlo, aceptarlo y normalizarlo.
Algo curioso puesto que tal y como publicamos en Hispanidad, la Sala Civil del Tribunal Supremo, máximo órgano del Poder Judicial en España, reiteró su rechazo al alquiler de vientres, y advirtió que esta práctica reduce tanto a las madres como a los bebés a “meros objetos”. Además, y al igual que ocurre con la fecundación in vitro (FIV), recordaba el Supremo que una persona tiene derecho a conocer sus orígenes.
Esta práctica constituye otro "avance progresista" que, como tantas otras iniciativas de vanguardia, supone un atentado contra la ley natural, es decir, una violación de la naturaleza. Como muestra de ello este vídeo que corre por las redes sociales: un hombre portando a un bebé nacido por un vientre de alquiler, cuenta la historia del parto y cómo él decidió dejar que la gestante siguiera con graves hemorragias porque él quería que el bebé naciera de manera natural. Hasta el médico le advirtió en numerosas ocasiones del riesgo para la madre, condenada a ser una mera porteadora que sólo tiene derecho a cobrar.
La madre se desangra, pero el comprador manda. https://t.co/epQf0x8TeO
— Contra El Borrado de las Mujeres (@ContraBorrado) May 8, 2025
En resumen: tener hijos no es un derecho, es un don; gestarlos y criarlos... y educarlos y quererlos es un deber.