Lógica, justa y tremenda, la sentencia del Tribunal Supremo sobre la maternidad subrogada, los ya famosos vientres de alquiler.

Considera el Supremo que la maternidad subrogada denigra a la madre de alquiler y al niño y carga sobre la 'encargante', que deberá adoptar al niño si quiere ejercer de madre.

Además, y al igual que ocurre con la fecundación in vitro (FIV), recuerda el Supremo que una persona tiene derecho a conocer sus orígenes.  

Los vientres de alquiler constituyen otro "avance progresista" que como tantas otras iniciativas de vanguardia supone un atentado contra la ley natural, es decir, una violación de la naturaleza, esa que según dice el viejo adagio, "no perdona nunca".

Y al igual que ocurre con la fecundación in vitro, recuerda que una persona tiene derecho a conocer sus orígenes

Además, incide sobre una relación única en la humanidad: la que se establece entre la madre y el hijo, desde el momento mismo de la concepción y a lo largo de toda la gestación... y toda la vida.