Novak Djokovic está a punto de no poder jugar su segundo Grand Slam en 2022. Se trata de la participación del serbio en el US Open, el torneo disputado en Nueva York, y al igual que lo ocurrido en el Open de Australia, el motivo sería el mismo: no está vacunado. 

Djokovic ha afirmado que "no es el fin del mundo" y que está "totalmente centrado en Wimbledon", y se ha mostrado compresivo: "Si me dicen que no puedo ir, no iré. Jamás me pondría en esa situación: incluso si consiguiera acceder, ¡me verían jugando en la tele y me detendrían de inmediato!"

Pero la polémica se ha desatado cuando se ha conocido que otro tenista no vacunado, Tennys Sandgren, sí va a poder jugar el torneo neoyorkino, por ser ciudadano estadounidense. Y el propio Sandgren ha sido el que ha denunciado la idiotez del asunto, ha expresado su "vergüenza" porque la USTA, la asociación de tenis de EEUU que organiza el torneo, "no luche por una exención para Novak". "¿Puedo jugar pero él no? Ridículo". Buena reacción la de Sandgren, que al menos ha denunciado la estupidez del asunto y se ha mostrado solidario con el serbio. Más de lo que podemos decir del producto nacional español...

Djokovic ha defendido que no encuentra "una lógica científica", no encuentra explicación, lógico, a que Sandgren pueda jugar: "Lo que él dijo tiene todo el sentido del mundo: si los jugadores no vacunados no tienen permitido jugar el US Open, ese debería ser el caso para todo el mundo. No encuentro una lógica científica al hecho de que Tennys pueda jugar porque es un ciudadano de los Estados Unidos y yo no. Si tuviese el pasaporte estadounidense o una green card sí que podría jugar".

Razón les sobra, tanto al serbio como al estadounidense. ¿Qué pasa? ¿se contagia menos si el no vacunado está en suelo patrio? En Hispanidad lo hemos dicho muchas veces, con esto del virus, nos hemos vuelto idiotas, estamos deseando obedecer órdenes, y cuanto más absurdas, mejor. Esta última puede estar al nivel de las explicaciones de la por aquel entonces vicepresidenta Carmen Calvo, "Nueva York, Madrid, Teherán y Pekín están en línea recta" y por eso les afecta más el virus, pues ahora parece que por ser nacional de un país contagias menos en tu patria. 

Y una vez más, por ejercer su libertad de no vacunarse y por intentar burlar la histeria colectiva, el serbio puede ver su carrera profesional en peligro. ¡Que viva la tiranía nacionalista sanitaria!