La imagen del tenista Novak Djokovic en un aeropuerto australiano, escoltado por gorilas de la policía como si fuera un delincuente le pesará al hoy jactancioso primer ministro australiano Scott Morrison. No le pusieran las esposas para deportarlo pero casi. 

Morrison, un perfecto petimetre de la clase política actual, aseguró que de no haberle deportado el miedo habría aumentado entre los australianos. Miedo es el que han creado gobernantes de su pelaje, con sus propios terrores y sus constantes embustes para mantenerse en el poder con una pueblo neurotizado por el pánico.

¿Seguro que hay consenso científico sobre el Covid? ¡Pero si no sabemos ni su origen! Y el científico que discrepa no sale en la tele

Ya lo he dicho en estas pantallas: el servio Novak Djokovic no me caía simpático, mis compatriotas Rafael Nadal y Garbiñe Muguruza sí. Pues ahora se han invertido las tornas. Djokovic ha soportado la histeria global, preferentemente institucional, australiana y ahora será deportado, con la imposibilidad de jugar durante tres años el Abierto de Australia. Mientras, nuestro Rafa Nadal, en lugar de solidarizarse con el número uno, ha venido a remachar, no sólo que quien la hace la paga, sino que tampoco Novak "está por encima" del open de Australia. Miren por dónde, Nadal se nos ha convertido en el relaciones públicas de un torneo de tenis en las antípodas.

Jesulín

Y lo mismo Garbiñe Muguruza, quien, con el mismo desprecio que el mallorquín, ha asegurado que tampoco es tan difícil cumplir las normas. Por supuesto, doña Garbiñe, sólo hay que adoptar una actitud acomodaticia, políticamente correcta, y defender al poder, en este caso al Gobierno australiano. Para quienes aman su libertad, a veces resulta más complicado resistir a la norma injusta.

Sólo hay un consenso entre los "expertos" que salen en la tele. Los que discrepan son censurados y ocultados. Además, han cambiado a los virólogos por los estadísticos

Ahora, el Gobierno australiano utiliza a Nadal en beneficio propio. Cuando haya salvado su torneo, volverá a despreciar al español.

¿Cómo hubiera podido ganar Djokovik este pulso? Pues por esa vía: si otros tenistas de la élite mundial le hubieran apoyado y hubieran abandonando el Open de Australia. ¿Sabes, Nadal? El campeonato tampoco es tan importante.

Entre otras cosas, porque el virus, tras los dos meses de histeria habituales, vuelve a remitir. ¿Seguro que hay consenso científico sobre el Covid? ¡Pero si no sabemos ni su origen! Y naturalmente, el científico que discrepa no sale en la tele.

Sólo hay un consenso entre los "expertos" que salen en la tele. Los que discrepan son censurados y ocultados. Nadal, has quedado un poco mal.

Y de postre, la caza del hombre continúa. Francia apoya a Australia y Djokovic tampoco podrá jugar el Roland Garros. Es decir, que por ejercer su libertad de no vacunarse y por intentar burlar la histeria colectiva, el serbio puede ver destruida toda su carrera profesional. ¡Que viva la tiranía sanitaria!