Andaba el diablo tan preocupado por los demoledores efectos que tenía la Cuaresma sobre su magnífica obra del mundo que se vio obligado a crear la ópera bufa del carnaval, con sus aderezos de anonimato cobarde, lascivia viscosa y feísmo morboso. Todo muy cansino, se lo aseguro.

Comienza la Cuaresma. Como uno tiene poco de espiritualista sofisticado, más bien se queda en católico prosaico, digamos que la Cuaresma es arrepentimiento o no es nada. El que asegura eso de "yo no me arrepiento de nada", por ejemplo, el ministro Marlaska, mejor que ni se plantee esta época del año.

Gran cosa esta de comer menos de lo normal: produce maravillas en la persona y cambia el mundo

Hoy es el inicio, el gran reseteo cristiano, siempre antiguo y siempre nuevo: comienza la Cuaresma, que tendrá su punto culminante el Viernes Santo, 15 de abril y culminará el Domingo de Resurrección, 17 de abril. España siempre ha sido Tierra de María y Tierra de la Pasión de Cristo. Somos tan listos que entendemos mejor el Viernes de Pasión que el Domingo de Pascua.

No importa, aprovechemos lo que tenemos y pensemos en que el Miércoles de Ceniza, hoy, y el Viernes Santo, son los dos únicos días en los que la Iglesia Católica exige a sus fieles ayunar.

Mandamiento que no consiste en no comer sino en algo tan parco como desayunar algo menos de lo normal, comer normal y cenar algo menos de lo normal. Y no comer carne, que también es abstinencia.

Para guardar el tipo, que no para corredimir, hay muchos y muchas que hacen mucho más, muchos días.

El ayuno cristiano no tiene nada que ver con los regímenes. Las dietas las haces por ti, el ayuno cristiano lo haces por Dios y por los demás

Lo primero que llama la atención en la España actual es que nadie sabe en qué consiste el ayuno. Postgrados en alta dirección desconocen cuáles son los deberes de un católico en Miércoles de Ceniza mientras que sus abuelas analfabetas sí que lo saben.

Y el caso es que el ayuno, supone, especialmente para tragones y ansiosos como el que suscribe, un experimento formidable, único.

Mi consejo para este miércoles de Ceniza: ayunad, vivid el ayuno, aunque sea por primera vez... más necesario si es por primera vez. Al principio, el más mínimo esfuerzo en esta área parece invencible, pero luego te das cuenta de que, no sólo no lo es, sino que constituye la cotidianidad de muchos y a niveles mucho más severos de los que nosotros nos planteamos.

La invitación va especialmente dedicada a socialistas, podemitas, onegeros y otros especímenes de nuestra progresía de izquierdas, tan preocupados siempre por los vulnerables. Deberían ayunar: así acompañarían en el sentimiento, de verdad, a todos los pobres del mundo.

Cristo es el Dios que muere pero también el Dios que resucita. Al cristiano no le gusta el ayuno, lo que le gustan son las comilonas y el buen vino. Es hedonista, no masoquista, por eso ayuna

Gran cosa esta de comer menos de lo normal: produce maravillas en la persona... además de hambre. Por de pronto, no puede haber mayor solidaridad que la de compartir la desgracia, pensar como el hambriento piensa, y ayunar lo que el hambriento ayuna. Bueno, bastante menos.

Eso sí: el ayuno no tiene nada que ver con los regímenes. Las dietas las haces por ti, el ayuno cristiano lo haces por Dios y por los demás.

Por último, ¿a los cristianos nos mola el ayuno? Por supuesto que no, no seamos estúpidos. Lo que a los cristianos -como a todo quisqui- nos mola son las comilonas bien regadas por un buen Rioja (lo siento, aunque de origen castellano, soy más de Rioja que de Ribera). El cristiano no es el masoquista que ama al sufrimiento sino el que sabe crear algo bueno desde el sufrimiento.

Cristo no es el Dios que muere, sino el Dios que resucita. Entrega su vida pero sabe cómo salir del sepulcro. Por eso, el cristiano es hedonista, no masoquista, por eso ayuna. Sabe que la alegría es un árbol que tiene sus raíces en forma de cruz.

Es Miércoles de Ceniza, lo mejor que podemos hacer es ayunar. Cambiaremos el mundo y nos cambiaremos nosotros mismos. Es un negocio de alta productividad.