La pasada semana se celebró una nueva edición del Foro Mundial de Davos, ese aquelarre elitista del Nuevo Orden Mundial (NOM) que cada año convoca en las montañas suizas a los líderes mundiales. Máxima de Holanda ha participado en una de las ponencias para reflexionar sobre las utilidades de la identificación digital. 

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La monarca holandesa es una gran defensora de esto, asegurando que es útil y cómodo para simplificar todo tipo de trámites, como puede ser abrir una cuenta en un banco o incribirse en registros. 

Pero a Máxima le gusta tanto la idea que propuso extender el certificado digital a otros ámbitos, por ejemplo, para saber "quién recibió realmente una vacuna o no" contra el Covid. 

La cosa es grave. Empecemos por el principio: se desata la locura por el Covid en 2019, pandemia de la que aún seguimos sin saber su origen, y en pro de la salud se construye una auténtica tiranía sanitaria. Entre las medidas que se aplican en el mundo y que aprueba la Unión Europea está el pasaporte Covid. Un certificado que acreditaba si una persona estaba vacunada, si había superado la enfermedad o si contaba con una PCR negativa, todo esto para poder moverte libremente.

La intención estaba clara, imponer el pasaporte sanitario: obligatorio, universal y permanente. ¿Qué pasó? El pasaporte fue un fracaso, la gente se cansó del Covid y sus medidas y el suflé se desinflaron. Ojo, me temo que se puede reactivar cuando quieran, el miedo es muy poderoso. 

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Ante el fracaso del pasaporte, y en paralelo, aumenta la fiebre por el Bitcoin y por el dinero digital. Recuerden ese momento de la pandemia cuando uno de los mantras era que por las monedas y billetes también se contagiaba el Covid, todo había que pagarlo con tarjeta. La publicidad de las bonanzas del dinero digital, la alerta sanitaria y la vagancia de sacar dinero en el cajero son el caldo de cultivo para implantar el euro digital. 

Es más, el Banco Central Europeo (BCE)Christine Lagarde, quiere eliminar el dinero físico, dentro del proyecto de euro digital. Según Lagarde es para luchar contra el blanqueo de capitales o contra el fraude fiscal.

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Está claro: siempre que alguien utiliza un procedimiento digital está dejando una huella, por lo que hay que conseguir es la prohibición del dinero físico. Es cierto que la digitalización de las monedas está llegando a un nivel imparable en el mundo. El dinero físico, que es el que garantiza nuestra privacidad por tanto nuestra libertad ante el tirano, está en franco retroceso.

En sustitución, nos llevan al dinero digital. Las élites globalistas quieren imponer una sola moneda digital, global, emitida por un gobierno mundial, instaurando el gobierno del dinero

Y esto, además de suponer nuestra pérdida de libertad, puede acabar siendo la mejor herramienta de censura y presión. Cualquier delito, que ya exista o cualquiera que sea nuevo, podrá ser penado sencillamente bloqueando el acceso digital a su dinero, un corralito integral. 

En esta línea va Máxima, el pasaporte Covid ha fracasado, y el euro digital es lento de implantar y puede quedarse en una 'mera cuestión económica', pero la propuesta de la holandesa es un compendio de todo, hablaríamos del control total, que encima suena menos intrusivo. ¿Quién no quiere acceder de manera fácil y sencilla, sin burocracia, a su historial médico, a sus cuentas? Pero claro, igual que tú puedes acceder, el Gobierno mundial también, y con ello, adiós libertad y bienvenida tiranía global.